REDACCIÓN EN INTERNET.


MÓDULO 1: ELEMENTOS DE LA REDACCIÓN EN INTERNET




Introducción a los elementos


de la redacción en internet




Hace unos años se decía que el tiempo de la palabra escrita tocaba a su fin. Que la televisión, los videojuegos y los contenidos audiovisuales estaban a punto de acabar con el texto. En el futuro, se vaticinaba, no sería necesario recurrir a la escritura, porque dispondríamos de alternativas audiovisuales mucho más eficaces y atractivas.

Eso se decía, pero… ¿Se han cumplido esos vaticinios? ¿Acaso todo es imagen y sonido en nuestros días? ¿De verdad alguien cree que el texto ha perdido toda su importancia?

Piensa en tu experiencia personal. Cuánto tiempo de cada día dedicas a leer textos de todo tipo: desde libros hasta breves mensajes de 140 caracteres, pasando por informes, reportajes periodísticos, mensajes publicitarios, correos electrónicos, prospectos de medicamentos… ¡Estamos rodeados de textos!

Y, lo que es más importante, además de leer mucho, ¡escribimos más que nunca!
En efecto, a raíz de la popularización de internet –uno de cada tres habitantes de la Tierra es usuario de la red– comunicar por escrito se ha convertido en una actividad constante.
En muchos casos, se trata de una actividad que no pasa de la esfera personal: mucha gente se limita a escribir correos electrónicos a sus familiares y amigos, o a compartir vivencias a través de las redes sociales. Sin embargo, muchos de los usuarios de internet recurren a la escritura en la red por motivos profesionales. Esas personas publican contenidos en sitios web, editan blogs, actualizan cuentas corporativas en redes sociales… Escriben, escriben, escriben.
Pues bien: si esto es así, parece claro que escribir bien es, en nuestros días, una cualidad básica para alcanzar el éxito profesional. La escritura es, cada vez con más frecuencia, nuestra carta de presentación ante los demás. La gente nos conoce en muchas ocasiones a través de lo que escribimos. Por eso, escribir con torpeza y descuido es una de las maneras más seguras de echarse piedras sobre el propio tejado.
El mejor currículum vitae, aquél que luce la más espectacular trayectoria profesional, puede quedar anulado por el efecto devastador de una simple falta de ortografía.
Es necesario insistir, por tanto, en la necesidad de cultivar las claves esenciales de la buena escritura. Debemos dominar la escritura con corrección, por supuesto. ¡Qué menos! Pero, además, tenemos que ser capaces de expresarnos con claridad, precisión, concisión. Debemos ser ordenados. Sencillos. Directos.
Esas son las claves generales, que siguen por supuesto vigentes también en la red: riqueza léxica, corrección ortográfica, orden sintáctico.
Sin embargo, en este curso no nos concentraremos en esos aspectos. Esas son claves generales que deben estar presentes en nuestra escritura con independencia del soporte que utilicemos. Nuestro objetivo en este curso es más específico: vamos a estudiar los fundamentos, características y técnicas de la redacción eficaz en internet.
En este sentido, viene bien reflexionar sobre el origen etimológico del término «redactar». Hoy día, el significado que asignamos a ese verbo es simplemente el de poner las cosas por escrito. Redactar es la tarea que lleva a cabo un redactor.
Pero, ¿sabes de dónde viene esa palabra? «Redactar» deriva del verbo latino «redigere». En su significado original, este verbo no se refería a la actividad que llevaban a cabo los escribas o  «redactores» durante la época del Imperio Romano. En realidad, con el verbo «redigere» los romanos se referían al acto de «compilar o poner en orden las cosas».
Por ejemplo, apilar leños en una hoguera era «redigere», puesto que suponía colocar elementos uno junto al otro de manera más ordenada. Con el paso del tiempo, en español ese concepto original de ordenación ha terminado siendo circunscrito únicamente a los textos: el antiguo «redigere» (nuestro actual «redactar») lo entendemos solo como el acto de poner en orden palabras en un texto.
Sin embargo, cuando llega internet las posibilidades expresivas se multiplican. Por sus características tecnológicas, la red es una plataforma que permite integrar distintos códigos comunicativos en un único mensaje. En efecto, podemos componer nuestros mensajes con textos, imágenes y sonidos simultáneamente.
Es decir, podemos «redactar» no solo con palabras, sino con una gran diversidad de elementos multimedia. El desafío consiste en articular con tino esos múltiples elementos. En el fondo, en la era de internet, un redactor recuerda un poco a esos malabaristas capaces de mantener dando vueltas en el aire varias bolas al mismo tiempo. Se trata de coordinar con acierto textos, imágenes y sonidos.
De hecho, así como aceptamos que existe una Gramática del texto, deberíamos entender también que existe una Gramática hipertextual y multimedia. En los textos convencionales –los que se componen de palabras y oraciones–, respetar las reglas gramaticales permite que su contenido sea inteligible y unívocamente entendido por cualquier hablante de ese idioma. De manera parecida, la Gramática hipertextual y multimedia es una nueva disciplina con una serie de reglas que, si se respetan, permitirán una acertada interpretación del mensaje por parte de los destinatarios.
Es en este terreno donde nos vamos a situar en este curso. Estudiaremos esas claves que hacen que un texto en la red funcione, que cumpla su objetivo de informar de manera clara, ordenada e interesante.
Pero para conseguirlo, debemos entender en primer lugar cuáles son esos fundamentos de la comunicación en las redes digitales.
La red se caracteriza por tres rasgos comunicativos esenciales. ¿Cuáles son? He aquí sus tres ingredientes: la red es hipertextual, interactiva y multimedia. Por tanto, nuestro siguiente paso será entender qué significan esos tres conceptos.

Hipertextualidad, Interactividad y multimedialidad



Si a principios de los años 1990 alguien nos hubiera dicho que nuestra escritura en el futuro sería hipertextual, interactiva y multimedia, habríamos pensado que a nuestro interlocutor –al igual que a Don Quijote– se le había esponjado el cerebro por leer demasiadas novelas de ciencia ficción.



Esas claves, ya lo hemos dicho, son tres: la hipertextualidad, la interactividad y la multimedialidad. Las veremos una por una.

Para ser exactos, habría que matizar que esos tres rasgos ya estaban presentes en otras plataformas comunicativas anteriores a internet. La hipertextualidad, la multimedialidad y la interactividad no son privativas del ciberespacio. Podemos hallar manifestaciones de todos esos fundamentos comunicativos en otros medios tan alejados de los digitales como… un simple periódico impreso.



1.2.1. Hipertextualidad

Habitualmente asociamos el concepto de hipertexto a contenidos de las redes digitales. Lo vinculamos a navegar y para eso, pensamos, son imprescindibles los enlaces. Por tanto, en principio estamos a inclinados a pensar que no hay hipertexto fuera de internet. ¿Seguro?
Sin embargo, si lo pensamos dos veces, nos daremos cuenta de que, sin ir más lejos, un simple periódico tiene, de hecho, algunos rasgos hipertextuales. Su estructura editorial, por ejemplo, se basa en secciones donde la información se ordena de manera no consecutiva. Esas secciones y los titulares permiten «navegar» el periódico de un punto a otro. 
La diferencia hipertextual de internet con el periódico no es tanto de cualidad como de intensidad. El ciberespacio permite desplegar de modo mucho más rico que otros medios anteriores las posibilidades hipertextuales, interactivas y multimedia. 
Esto nos muestra cómo, en efecto, podemos entender el hipertexto desde dos puntos de vista: uno tecnológico y otro narrativo. Los periódicos impresos (así como los informes, las enciclopedias, los textos legales y todos los demás documentos extensos que existen en papel) no son hipertextuales desde el punto de vista tecnológico, pero sí lo son desde el punto de vista narrativo. Su estructura sí responde a una organización hipertextual.
De hecho, hay ejemplos literarios que tienen una concepción claramente hipertextual. Pensemos en la novela «Rayuela», por ejemplo. Fue publicada por el narrador argentino Julio Cortázar en 1963. Es decir, años antes de que se hicieran los primeros experimentos de redes digitales.
¿Cuál es la peculiaridad de «Rayuela»? Leamos su arranque:
Tablero de dirección
A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros. El lector queda invitado a elegir una de las dos posibilidades siguientes:
El primer libro se deja leer en la forma corriente, y termina en el capítulo 56, al pie del cual hay tres vistosas estrellitas que equivalen a la palabra Fin. Por consiguiente, el lector prescindirá sin remordimientos de lo que sigue.
El segundo libro se deja leer empezando por el capítulo 73 y siguiendo luego en el orden que se indica al pie de cada capítulo. En caso de confusión u olvido, bastará consultar la lista siguiente: 73 - 1 - 2 - 116 (…)
¿No es esto algo muy parecido a lo que nos permiten hacer las publicaciones digitales de nuestros días? ¿Acaso Cortázar no escribió su novela utilizando algo que hoy sin duda llamaríamos «enlaces»?
El concepto teórico del hipertexto no lo acuñó, sin embargo, ningún novelista. La paternidad del término se atribuye al pionero norteamericano de las tecnologías de la información Ted Nelson. En los años 60 este visionario acuñó el término ‘hypertext’ en uno de sus artículos, y lo utilizó para describir precisamente un sistema en el que los usuarios pudieran desplazarse libremente por un entorno de texto, imágenes y sonidos.
En todo caso, y más allá de esos conceptos teóricos originales, lo que nos importa es que hoy día el hipertexto nos permite enriquecer nuestros textos de dos maneras.
En primer lugar, aportando una tercera dimensión de profundidad gracias a los enlaces. Un enlace insertado en un texto es, en efecto, una puerta que permite acceder al lector a un contenido más profundo. Por eso hablo de tres dimensiones: porque a la anchura y la altura del texto se le suma una tercera dimensión de profundidad.
El segundo gran aporte del hipertexto a la escritura es la posibilidad de estructurar los textos de manera no lineal, permitiendo que sea el lector quien determine el itinerario de lectura

Lecturas complementarias
a) Conceptos clave
Hipertexto - Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Hipertexto
b) Ejemplos de relatos con rasgos hipertextuales
Borges, Jorge Luis  (1941) “El jardín de los senderos que se bifurcan”, Ficciones, pp. 43-48. Disponible en: https://libraryofbabel.info/Borges/Borges-Ficciones.pdf
c) Textos complementarios de otros autores
Bosco, Roberta & Caldana, Stefano (2013) “Cortázar y la génesis del hipertexto”, Blog El Arte en la Edad del Silicio,ElPais.com, 10 julio. Disponible en: http://blogs.elpais.com/arte-en-la-edad-silicio/2013/07/cortazar-y-la-genesis-del-hipertexto.html
Bush, Vannevar (1945) “Cómo podríamos pensar”. Disponible en: http://biblioweb.sindominio.net/pensamiento/vbush-es.html
d) Textos  complementarios del profesor
Salaverría, Ramón (2005) “Hipertexto periodístico: mito y realidad”, Trípodos. 2005. Vol. Extra 2005. pp. 517-524. Disponible en: http://dspace.unav.es/dspace/handle/10171/5095
Salaverría, Ramón (1999) “De la pirámide invertida al hipertexto: hacia nuevos estándares de redacción para los periódicos digitales”, Novática, 142, noviembre-diciembre 1999: 12-15. Disponible en:http://dspace.unav.es/dspace/handle/10171/5186
Salaverría, Ramón (2005) “Hipertextualidad”. Redacción periodística en internet. Pamplona: Eunsa, pp. 28-32 (ISBN: 84-313-2259-4). No disponible en internet.
Salaverría, Ramón (2005) “Estructura del texto informativo en ciberespacio”. Redacción periodística en internet.Pamplona: Eunsa, pp. 99-122 (ISBN: 84-313-2259-4). No disponible en internet.
Díaz Noci, Javier & Salaverría, Ramón (2003) “Hipertexto periodístico: teoría y modelos”. Manual de redacción ciberperiodística. Barcelona: Ariel, pp. 81-139 (ISBN: 84-344-1297-7). No disponible en internet.

1.2.2. Interactividad
El segundo gran ingrediente de la escritura en los entornos digitales es la interactividad. Podemos definir este concepto como la capacidad de un sistema para que cualquiera de sus actores actúe sobre el propio sistema y sobre los demás actores.
La interactividad en internet puede tener tres grados: selección, personalización y participación.
La interactividad de selección se da cuando el usuario posee únicamente una capacidad electiva ante la información. Es decir, puede elegir qué ve, pero no tiene capacidad para personalizar lo que ve. Se trata, por tanto, de un tipo de consumo pasivo. El modelo más común es el que se practica ante la televisión: el televidente tiene capacidad para elegir un canal, pero no puede organizar los contenidos de ese canal a su antojo.
Esa capacidad llega con el segundo grado: la personalización. En este nivel de interactividad, el usuario puede elegir cómo se le presenta el contenido. La navegación en un sitio web es una modalidad de esa personalización: el usuario puede determinar cuál es su itinerario de lectura y no se somete a ningún itinerario predefinido.
El tercer grado de la interactividad es la participación. Se trata del nivel superior. En él, el usuario no se limita a elegir qué ve y cómo lo ve, sino que asume también un rol interlocutor. El usuario deja de ser, por tanto, un simple receptor de información y se convierte también en emisor.
Podría pensarse que, a diferencia del hipertexto, que está íntimamente ligado a la escritura, la interactividad en cambio no lo está. Pero no es así. Cuando escribimos en la red debemos ser conscientes de que siempre lo hacemos para alguien. Y, por tanto, en muchos casos convendrá incluir en nuestros textos distintos elementos que favorezcan la respuesta activa por parte de los destinatarios.

1.2.3. Multimedialidad
El tercer y último ingrediente de la escritura en las redes digitales es la multimedialidad. Se trata de un concepto muy popular y aparentemente conocido. Estamos constantemente escuchando el término multimedia: dispositivos multimedia, contenidos multimedia, servicios multimedia… Pero, ¿qué significa exactamente? ¿Sabrías definirlo?
El adjetivo ‘multimedia’ es uno de los más empleados en el ámbito de las tecnologías digitales. Lo comprobamos en todo momento. Hoy día, prácticamente cualquier nuevo dispositivo digital, aplicación informática o contenido difundido en internet suele ir acompañado de ese término. Todo es multimedia.
Concretamente en el ámbito de los medios, esta etiqueta suele ser empleada para definir realidades bien diferentes entre sí. Conviene, por tanto, estar atento a los matices. La hallamos, por ejemplo, en expresiones tan habituales como ‘redacción multimedia’, ‘periodista multimedia’ o ‘información multimedia’. Pero, ¿acaso significa lo mismo en todos los casos? Salta a la vista que no.
En el primer caso, cuando hablamos de ‘empresas periodísticas multimedia’, nos referimos a organizaciones que se caracterizan por coordinar la actividad de distintos medios de manera unificada. En este caso, el adjetivo ‘multimedia’ alude a la multiplicidad de medios de comunicación.
En el segundo caso, expresiones como ‘periodista multimedia’ apuntan hacia una concepción de la multimedialidad como polivalencia funcional o, si se prefiere un término más coloquial, la multitarea. Aquí el término multimedia no trataría tanto de señalar la multiplicidad de medios, como la versatilidad a la hora de producir contenidos para cualquier plataforma. Frente a los periodistas de antaño que con frecuencia se centraban en una única función (bien redactar, diseñar, fotografiar, grabar o lo que correspondiera), los modernos ‘periodistas multimedia’ se caracterizarían por asumir varias de esas disciplinas. No abundaremos aquí en la mayor o menor conveniencia de este modelo polivalente de periodista, pues esa es harina de otro costal. Nos interesa apenas constatar el uso del apelativo ‘multimedia’ aplicado a ciertos profesionales de la información, y su especial significado en ese contexto.
Finalmente, la tercera acepción a la que hemos aludido más arriba es la que se emplea en expresiones como ‘información multimedia’. En este contexto, el adjetivo multimedia describe la combinación de distintos formatos comunicativos (texto, sonido, imagen, vídeo), puestos al servicio de un mensaje informativo. Esta tercera acepción es la que podemos denominar propiamente como multimedialidad.
Denominamos, por tanto, información multimedia a aquella pieza periodística digital que se compone de elementos textuales, gráficos, sonoros o audiovisuales. De hecho, para que una información pueda considerarse multimedia no es obligatorio que aparezcan todos esos formatos al mismo tiempo. En realidad, atendiendo a la literalidad del término multimedia, bastaría con que se combinaran al menos dos códigos (texto y fotos, por ejemplo). Al fin y al cabo, todo lo que no es monomedia es multimedia.
Conforme a esta concepción, hemos definido en publicaciones anteriores la multimedialidad como “la capacidad, otorgada por el soporte digital, de combinar en un solo mensaje al menos dos de los tres siguientes elementos: texto, imagen y sonido” (Salaverría, 2005: 32).
Sin embargo, quizá por el propósito de diferenciar ciertos contenidos digitales de otros productos informativos distribuidos por medios analógicos, en los cibermedios se suele calificar como ‘informaciones multimedia’ especialmente a aquellas piezas que integran contenidos en múltiples formatos, entre los que destacan especialmente los recursos gráficos y audiovisuales. En ese contexto, una información multimedia es, en suma, aquella que incluye de manera destacada elementos gráficos y audiovisuales, combinados en estructuras de navegación hipertextual relativamente complejas.
El prefijo “multi” indica una pluralidad y “media” se refiere a los medios o formatos. La pluralidad, como es bien sabido, comienza con dos: basta, por tanto, que un contenido sea “bimedia” para que lo califiquemos como “multimedia”. Y, ¿acaso un simple periódico de papel no es ya un objeto bimedia? Al fin y al cabo, integra texto e imágenes. Conforme a nuestra definición, por tanto, no solo la televisión e internet, sino incluso el propio periódico impreso son multimedia.
Si acaso, la peculiaridad de internet frente a los demás medios es que permite un mayor grado de multimedialidad. Sus características tecnológicas la hacen capaz de reproducir todo tipo de formatos textuales, sonoros y gráficos. Su diferencia respecto de medios anteriores no es, por tanto, de cualidad, sino de intensidad. Internet es más multimedia que otros medios anteriores.
De hecho, en internet podemos encontrar dos tipos de multimedialidad: por yuxtaposición y por integración (Salaverría, 2001: 388-390). ¿En qué consisten? Para explicarlo, es preciso recordar algunos conocimientos gramaticales que aprendimos en la escuela.
Como recordarás de aquella época, la yuxtaposición se refiere a aquellas cláusulas oracionales que se colocan una al lado de la otra, sin ningún tipo de conector. En este sentido, se dice que dos oraciones se yuxtaponen cuando las separa, por ejemplo, un simple signo de puntuación. Este rasgo distingue a la yuxtaposición de otras modalidades de conexión entre oraciones, como la coordinación y la subordinación. En estas últimas, la conexión sí se realiza mediante un elemento conjuntivo. En el caso de las oraciones coordinadas, las cláusulas oracionales de idéntico rango se conectan entre sí mediante conjunciones coordinantes (que pueden ser copulativas, adversativas, disyuntivas, explicativas o distributivas). En el caso de las oraciones subordinadas, se establece una relación jerárquica entre una oración principal y otra secundaria, y estas se conectan mediante diferentes tipos de conjunciones subordinantes (causales, consecutivas, concesivas, finales, condicionales, etc.).
Hemos refrescado estos conceptos gramaticales, porque se puede establecer una analogía entre esos conceptos y los mecanismos de estructuración de los contenidos multimedia. En efecto, la mayoría de las páginas web actuales casi siempre se construyen a partir de una yuxtaposición de los elementos multimedia (texto, foto, vídeo, audio, animaciones…). Es decir, esas páginas se articulan mediante la simple colocación de esos elementos uno al lado del otro. Piensa en tu experiencia personal al leer, por ejemplo, una noticia multimedia convencional en un diario digital: ¿verdad que el único modo de consumir esos elementos es uno detrás uno? ¿A qué no puedes prestar atención a todos ellos a la vez?
Ahora bien, poco a poco van apareciendo páginas web donde los elementos multimedia, en lugar de estar yuxtapuestos, se coordinan. Son páginas donde comenzamos a atisbar lo que he dado en llamar multimedialidad por integración. En este caso, nos referimos a aquel tipo de composición donde los elementos multimedia poseen una unidad de discurso y pueden incluso ser consumidos de manera simultánea. Se trata, en fin, de algo similar a lo que ocurrió con la cinematografía a partir de los años 1920, donde la imagen y el sonido pasaron a ser indisolubles. De manera parecida, en las páginas multimedia más vanguardistas, comenzamos a encontrar relatos donde el texto, las fotos, el vídeo, el sonido y las animaciones se presentan en una amalgama perfecta.




MÓDULO 2: RECURSOS PARA LA REDACCIÓN EN INTERNET







2.1. Procesadores de textos




  • Entre los programas gratuitos de escritorio, probablemente el más completo sea el de la suite ofimática OpenOffice:
  • Open Office:  http://www.openoffice.org/es/
  • Entre los procesadores de texto en la red, el más popular es el de Google
  • Google Drive: http://drive.google.com

2.2. Correctores automáticos
Otra herramienta útil para los escritores son los correctores automáticos. Te permiten localizar palabras en las que has olvidado alguna letra o que no concuerdan gramaticalmente con la frase donde están insertas. Sin embargo, ¡cuidado!, porque estos correctores son muy traicioneros. El idioma español esconde muchos términos homófonos –es decir, palabras que suenan igual pero se escriben de diferente manera. Me refiero a expresiones como “acerca” y “ a cerca”, “basto” (con B) y “vasto” (con V)… Hay infinidad de casos parecidos en los que solo tu adecuado conocimiento ortográfico te permitirá evitar el error. En esos casos, jamás te fíes de un corrector automático.
Los procesadores de textos suelen llevar incorporada su propia herramienta de corrección automática. Sin embargo, también los hay en la red. Prueba, por ejemplo, este:


2.3. Diccionarios
Otro recurso imprescindible para cualquier escritor es un buen diccionario. Quienes escribimos en español, tenemos dos imprescindibles, elaborados ambos por la Real Academia Española.
El primero es, por supuesto, el Diccionario de la Real Academia Española, la principal obra de referencia para todos los hispanohablantes.


El segundo es algo más especializado. Se trata del Diccionario Panhispánico de Dudas y, como su nombre indica, en él podemos resolver duda léxicas sobre términos de uso poco claro para muchos hablantes y también sobre neologismos.







2.4. Sinónimos

¿Cuántas veces has sufrido mientras escribes por tener un término en la punta de la lengua que no termina de salirte? Para evitar esa incómoda sensación y dar variedad léxica a tus textos, te ayudarán los diccionarios de sinónimos. Los buenos procesadores de textos suelen incluir este tipo de recursos pero si no lo tienes, o el que tienes no te convence del todo, puedes probar también con herramientas en la red. Mira esta, por ejemplo:


2.5. Glosarios
Otro buen recurso para enriquecer tu léxico son los glosarios. Un glosario es un amplio listado de términos y expresiones relacionados con alguna disciplina. Por eso, es especialmente útil cuando escribimos sobre algún asunto especializado. En esos casos, necesitamos manejar la terminología de esa disciplina. En ese esfuerzo por alcanzar una máxima precisión, viene bien tener a mano algún glosario sobre esa materia.
Hay muchos glosarios en la red: unos más amplios, otros más limitados; unos más especializados, otros más generales.
Este seguro que te resultará simpático: es un glosario sobre expresiones coloquiales.

2.6. Traductores
Muchas veces, la terminología especializada que debemos emplear en nuestros escrito ni siquiera está en nuestro idioma. En esos casos, nos vemos obligados a manejarnos con términos y texto completos en otras lenguas. Lo mejor, por supuesto, es aprender a fondo esas lenguas extranjeras, pero, en cualquier caso, siempre te vendrá bien tener a mano traductores automáticos. Ten presente, sin embargo, que estas herramientas fallan mucho, así que mejor si no te confías.
Aquí tienes algunos útiles traductores automáticos en la red:

2.7. Libros de estilo
Muchos medios de comunicación e, incluso, algunas organizaciones disponen de los “libros” o “manuales” de estilo. Estas publicaciones suelen tener dos partes principales: la primera son normas de actuación para los profesionales de esas organizaciones. Esta parte, en principio, no nos interesa como escritores. La segunda parte, en cambio, sí que nos puede resultar muy útil: en ella, los manuales de estilo aclaran usos léxicos y proporcionan orientaciones para evitar errores de expresión.

2.8. Portales de recursos para escritores
Si todos los recursos que te he mostrado hasta ahora te parecen pocos, tranquilo, porque hay más. En este caso, te animo a que los explores por tu cuenta, en función de tus gustos y necesidades.
En español disponemos de un formidable portal para hallar prácticamente cualquier tipo de recurso relacionado con el buen uso de nuestra lengua. Es este:

2.9. Sistemas de medición de la legibilidad
Finalmente, y aunque no los menciono en el vídeo de esta unidad, te hablaré sobre un último recurso digital que te servirá para evaluar el nivel de claridad de tus textos. Me refiero a los sistemas de medición de la legibilidad.
¿En qué consisten? Para entenderlo, debemos aclarar en primer lugar qué entendemos por legibilidad.
De un tiempo a esta parte, las pantallas de los dispositivos digitales han mejorado sustancialmente sus prestaciones. Su alta resolución gráfica permite distinguir detalles cada vez más diminutos. Han optimizado asimismo los sistemas de definición del color y han diversificado las tipografías, adaptándolas a formatos de pantalla minúsculos. Todas estas mejoras se han centrado en perfeccionar la legibilidad técnica de los dispositivos digitales, y a fe que lo están consiguiendo.
Ahora bien, cuando se trata de mostrar nuestros textos en internet, esta mejora de las condiciones técnicas para la lectura, aunque necesaria, no es suficiente. Para que nuestros textos sean legibles no basta con que sus letras se distingan con claridad. Es preciso, además, que su composición discursiva sea acertada. Y es en este terreno donde inciden los sistemas de medición de la legibilidad..
Los anglosajones distinguen dos conceptos: «legibility» y «readability». No es fácil discriminar ambos términos en español, pues en nuestro idioma empleamos una única palabra para designar los dos conceptos: «legibilidad». En inglés, en cambio, ambos términos guardan una diferencia sutil pero importante. La legibility alude a los aspectos formales de la lectura, como el contraste de las letras, su tamaño o el interlineado. Se refiere, en suma, a todos esos elementos técnicos que mejoran la presentación gráfica de un texto y lo hacen más fácil de leer. La readability, en cambio, alude a rasgos internos del texto: a elementos como su organización discursiva, la sintaxis, o la claridad y precisión léxicas. En definitiva, si la legibility apunta hacia la comodidad de visión, la readability se centra en la facilidad de comprensión.


MÓDULO 3: TÉCNICAS DE REDACCIÓN EN INTERNET (1): ARQUITECTURA DE HIPERTEXTO


 La verdadera dificultad de la escritura es mental: consiste en pensar qué vamos escribir.
   3.1. Precomposición textual La redacción de cualquier texto respeta ciertas etapas. Por más que la veteranía permita a algunos escritores improvisar un buen texto en un instante, lo cierto es que la composición de un texto siempre lleva aparejadas tres fases principales: la precomposición, la redacción y la revisión. 

 Esta posibilidad documental se convierte, de hecho, en un requisito para una redacción digital avanzada: como veremos en una próxima unidad, enlazar bien la información es un aspecto clave y tiene su técnica. Incorporar mediante el hipertexto documentación digital a nuestros textos aporta, además, credibilidad. En la medida en que le facilitamos al lector la posibilidad de comprobar por sí mismo en fuentes originales lo que le contamos, nuestras palabras ganan crédito. Los enlaces, en definitiva, además de aportar documentación, sirven para convencer.

 La etapa inicial de documentación nos permite recopilar los datos y testimonios necesarios para elaborar nuestro texto. Son los ladrillos con los que levantaremos nuestro muro. Sin embargo, no toda documentación puede incluirse en un texto. Realizar esa labor de criba es imprescindible. Se suele decir, con razón, que internet no tiene límite de espacio; en consecuencia, quizá te despreocupes y pienses que puedes recoger todos –absolutamente todos– los datos en tu texto. Sería un grave error. El hecho de que la red permita publicar contenidos sin límite no significa que los lectores estén dispuestos a leer todo cuanto se les ofrece. Medir cuánta documentación se aporta y jerarquizar bien la información es imprescindible tanto fuera como dentro de internet. Para conseguir esa correcta selección y jerarquización de los datos de tu texto, deberás reflexionar sobre cuáles son los elementos informativos fundamentales que deseas comunicar.

Para esta labor de precomposición textual, cuentas con dos técnicas especialmente útiles: la regla de las cinco uves dobles y la tormenta de ideas. 

3.2. Regla de las cinco uves dobles y tormenta de ideas La regla de las cinco uves dobles (5W) es, probablemente, la primera técnica redaccional que se enseña a todo aprendiz de periodista. Consiste en responder en el texto a seis preguntas esenciales: quién, qué, dónde, cuándo, cómo y por qué. Es decir, contestar a preguntas como por ejemplo: - ¿Quién es el protagonista de tu texto? ¿A quién afecta lo que explicas en él? A partir de lo que relatas, ¿quién debería actuar? - Si tu texto es una narración, ¿qué ha ocurrido? Si es una solicitud, ¿qué deseas? Si es una propuesta, ¿qué propones? - ¿Dónde ha ocurrido lo que explicas? ¿Dónde hay que tomar medidas? - ¿Cuándo ha sucedido lo que cuentas? ¿Cuándo acaba el plazo de lo que propones? - ¿Cómo ha ocurrido lo que relatas? ¿Cómo deseas que actúe tu lector? ¿Cómo se puede resolver el problema que describes? - ¿Por qué han pasado los acontecimientos que relatas en tu texto? ¿Por qué cuentas lo que escribes?

 Si te das cuenta, prácticamente cualquier texto profesional necesita responder a este tipo de preguntas. Por eso, si buscas respuesta a estas preguntas antes de comenzar a escribir tu texto, no olvidarás elementos informativos esenciales y podrás resolver tu tarea de escritura con rapidez y eficiencia. De hecho, las cinco uves dobles pueden prestarte otra ayuda cuando se trata de escribir en internet: puedes aprovecharlas como herramienta para la organización hipertextual. Si pretendes fragmentar tu texto en diversas páginas –en la terminología teórica del hipertexto se las denomina nodos o lexias–, las cinco uves dobles pueden servirte como forma de distribuir la información de manera coherente. 

 La tormenta de ideas consiste en anotar con rapidez todos aquellos conceptos y pensamientos que acuden a la mente a propósito de un tema. Esa anotación puede hacerse bien en forma de listado o bien mediante un mapa conceptual cuyo centro está ocupado por el concepto que deseamos desarrollar. Este mapa conceptual, además de servir para el descubrimiento y desarrollo de ideas relacionadas con el tema, tiene la ventaja añadida de servir como referencia para la estructuración hipertextual definitiva. Una vez que se dispone de la materia prima informativa y se han detectado los elementos informativos esenciales, llega el momento de darles forma. 

3.3. Estrategias de planificación textual Hay cinco procedimientos principales para la planificación de los textos, que fueron descritos en 1993 por un profesor llamado Daniel Chandler. Él hablaba de cinco estrategias de escritura: la arquitectónica, la de enladrillado, la de pintura al óleo, la de acuarela y la mixta. 

Estrategia arquitéctónica («architectural strategy»): corresponde a los escritores que siguen un proceso sistemático de redacción, que distingue y respeta de forma consecutiva las etapas de planificación, redacción y revisión. 

Estrategia de enladrillado («bricklayering strategy»): es la de los escritores que escriben frase a frase, y párrafo a párrafo. Son autores que, antes de seguir adelante, revisan varias veces cada línea que acaban de escribir hasta cerciorarse de su perfección. Así, actúan como un albañil que, antes de colocar su próximo ladrilo, se asegura de que el anterior ha quedado perfectamente asentado.

Estrategia de pintura al óleo («oil painting strategy»): corresponde a los escritores que acostumbran a escribir sus textos en sucesivas «manos». Cuando se pinta al óleo es preciso que la mano anterior se haya secado antes de añadir nuevos colores. De un modo análogo, el escritor que responde a este patrón compositivo elabora inicialmente un borrador general de todo su escrito que, más tarde, pule y completa en sucesivas revisiones. 

Estrategia de acuarela («water-colour strategy»): la pintura con acuarelas, a diferencia de la pintura al óleo, obliga a sopesar cada pincelada, pues aquello que se pinta ya no puede ser borrado. Por eso suele ser una pintura más ágil, que se resuelve en pocas pinceladas. De forma similar, el escritor que actúa conforme a este modelo de composición pretende obtener una versión definitiva a la primera, con mínimas revisiones.

Estrategias mixtas («mixed strategies»). Las estrategias mixtas, obviamente, son aquellas que resultan de combinar dos o más de las estrategias ya descritas. Esto puede ocurrir en un mismo escrito o bien, más comúnmente, en diferentes textos elaborados por un mismo autor. 

3.4. Del texto al hipertexto: estructuras ¿Qué importancia tienen las estrategias descritas por Chandler en la redacción digital? Más de la que parece. La composición de un texto digital rico en elementos hipertextuales, interactivos y multimedia difícilmente puede ser resultado de la improvisación. Elaborar piezas con diversos itinerarios narrativos, abiertas a la participación del lector y donde se combinen textos, imágenes y sonidos, no es algo que se pueda hacer de manera espontánea. Si deseas profundizar en las posibilidades hipertextuales, necesitarás recurrir probablemente a formas de composición más reposadas y sistematizadas. En particular, a la estrategia arquitectónica. No por casualidad, a los editores de contenidos para medios digitales se les ha comenzado a denominar «arquitectos de la información». 


MÓDULO 4: TÉCNICAS DE REDACCIÓN EN INTERNET (2): ESCRITURA DE ENLACES


Consejos de estilo para los enlaces

Escribir enlaces con eficiencia tiene sus reglas. Los mejores sitios de internet se caracterizan, entre otras cosas, por su consistencia formal a la hora de insertar los enlaces en sus contenidos. Sin embargo, éste sigue siendo un aspecto descuidado por la mayoría de las páginas de internet.

Te propongo quince ideas prácticas para conseguir una unidad de estilo en el uso de los enlaces:

1) Contrastar con claridad los enlaces y el texto
El internauta debe distinguir con facilidad entre el texto convencional y los enlaces insertos en él. Por regla general, conviene que ambos compartan tipo y tamaño de letra, para evitar un excesivo abigarramiento tipográfico. En cambio, debe buscarse un claro contraste entre texto y enlaces, a través sobre todo de los colores y otros atributos formales como subrayados, negritas o cambios de color al pasar el cursor por encima de los hipervínculos. 
2) Evitar el uso de referencias hipertextuales como puntos de anclaje
Por regla general, en los textos periodísticos no deben utilizarse las referencias hipertextuales (es decir, las direcciones http://... y similares) como puntos de anclaje para los enlaces.  En su lugar, hay que escribir anclajes textuales significativos, conforme a las normas que se han descrito en los puntos anteriores.
Incorrecto:
Washingtonpost.com ha comenzado a experimentar con formatos interactivos de última generación, según se explica en http://www.journalism.co.uk/2/articles/530604.php.
Correcto:
Washingtonpost.com ha comenzado a experimentar con formatos interactivos de última generación, según se explica en un reportaje de Journalism.co.uk.
3) No saturar el texto de enlaces
 Los enlaces deben servir para enriquecer la lectura, no para entorpecerla. Un texto periodístico rebosante de enlaces puede dificultar lo esencial: que el lector se entere de la información.
4) Prescindir de los enlaces innecesarios
En esos textos, el internauta tiene la impresión de que algunos enlaces son más relevantes que otros. Es como si algunos enlaces concentraran la información realmente enriquecedora y otros, en cambio, hubieran sido puestos ahí sin mayor justificación.
Piensa en el siguiente ejemplo:
Incorrecto:
Tras analizar cerca de 200.000 páginas web, el Berckman Center de la Universidad de Harvard ha comprobado que cerca de 19.000 son inaccesibles desde el territorio chino.
Correcto:
Tras analizar cerca de 200.000 páginas web, el Berckman Center de la Universidad de Harvard ha comprobado que cerca de 19.000 son inaccesibles desde el territorio chino.
La regla es sencilla: insertemos solo los enlaces estrictamente necesarios y, ante la duda, quedémonos siempre con los más específicos y prescindamos de los generales. Localizar la portada de un sitio web a partir de una página interior es muy fácil. En cambio, hallar una página interior a partir de una portada es mucho más laborioso. Facilitamos la navegación a los internautas cuando les ofrecemos enlaces a páginas internas o específicas. Sin embargo, cuando yuxtaponemos sin ton ni son tanto enlaces a páginas específicas (internas) como genéricas (portadas), corremos el riesgo de saturar de hipervínculos nuestros textos, dificultando de ese modo la localización de aquellos enlaces que contienen mayor riqueza documental.
5) Distinguir tipográficamente entre enlaces principales y secundarios

Incorrecto:
Tras analizar cerca de 200.000 páginas web, el Berckman Center de la Universidad de Harvard ha comprobado que cerca de 19.000 son inaccesibles desde el territorio chino.
Correcto:
Tras analizar cerca de 200.000 páginas web, el Berckman Center de la Universidad de Harvard ha comprobado que cerca de 19.000 son inaccesibles desde el territorio chino.
Esta técnica admite otras variantes tipográficas, como por ejemplo la utilización de colores distintos para los diferentes tipos de enlaces, o bien incluso la variación en el tamaño o tipo de las letras. Sin embargo, estas opciones hay que usarlas con reservas, ya que se corre riesgo de que el texto adquiera un aspecto estridente e incómodo para la lectura.
6) Usar los enlaces sólo una vez por texto

En estos casos, el enlace se debe situar solo la primera vez y, a partir de entonces, el anclaje textual del enlace debe convertirse en texto convencional. Ejemplo:
Incorrecto:
Twitter se ha convertido en un arma explosiva contra la censura. A veces, como en Irán, es la única arma a disposición de la disidencia. Y muchos Gobiernos, como el chino, la temen. Por eso, cuando estalló la violencia étnica en Xinjiang, Twitter fue bloqueado.
Correcto:
Twitter se ha convertido en un arma explosiva contra la censura. A veces, como en Irán, es la única arma a disposición de la disidencia. Y muchos Gobiernos, como el chino, la temen. Por eso, cuando estalló la violencia étnica en Xinjiang, Twitter fue bloqueado.
Se da por sobreentendido que en la versión incorrecta la palabra Twitter remite en las dos ocasiones a la misma referencia hipertextual: <http://www.twitter.com>.
7) Relacionar con consistencia anclajes textuales y destinos hipertextuales
Lee el siguiente párrafo:
Elmundo.es asegura que Fidel Castro se encuentra en estado crítico. En cambio, Elpaís.com señala que las constantes vitales del comandante no han experimentado cambios significativos en las últimas horas y que su situación no es de extrema gravedad.
¿Cuál es el destino hipertextual que esperarías encontrar tras esos dos enlaces? 
Un estilo consistente de enlazado debe permitir, entre otras cosas, que el lector tenga en todo momento una clara intuición sobre cuál es el destino hipertextual que se esconde tras un enlace
¿Cómo podría resolverse este problema? Hay una forma sencilla: utilizando los verbos de dicción como puntos de anclaje. Comprobémoslo:
Incorrecto:
Elmundo.es asegura que Fidel Castro se encuentra en estado crítico. En cambio, Elpaís.com señala que las constantes vitales del comandante no han experimentado cambios significativos en las últimas horas y que su situación no es de extrema gravedad.
Correcto (opción 1):
Elmundo.es asegura que Fidel Castro se encuentra en estado crítico. En cambio, Elpaís.com señala que las constantes vitales del comandante no han experimentado cambios significativos en las últimas horas y que su situación no es de extrema gravedad.
Correcto (opción 2):
Elmundo.es asegura que Fidel Castro se encuentra en estado crítico. En cambio, Elpaís.com señala que las constantes vitales del comandante no han experimentado cambios significativos en las últimas horas y que su situación no es de extrema gravedad.
La utilización de verbos de dicción como puntos de anclaje hipertextual transmite, como se ve, un mensaje implícito de que el destino hipertextual será la página donde se aportan los detalles de la información, es decir, la noticia concreta.
8) Utilizar anclajes textuales cortos
Para evitar que los enlaces entorpezcan la lectura, conviene que los anclajes textuales sean cortos. Lo ideal es situar los enlaces sobre una única palabra. Sin embargo, dependiendo del contexto, esto no siempre resulta posible. En todo caso, hay que huir de los enlaces que abarcan cláusulas u oraciones completas.
Incorrecto:
La utilización de mascarillas y una buena higiene de las manos en los hogares podría prevenir el contagio del virus H1N1 a otros miembros de la familia, según señala un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine.
Correcto:
La utilización de mascarillas y una buena higiene de las manos en los hogares podría prevenir el contagio del virus H1N1 a otros miembros de la familia, según señala un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine.
Hay ocasiones, no obstante, en las que los anclajes compuestos por muchas palabras están plenamente justificados. 
Ejemplo 1:
El famoso óleo de Salvador Dalí titulado ‘La persistencia de la memoria’, que representa varios relojes reblandecidos, forma parte de la colección del MoMA de Nueva York.
Ejemplo 2:
El Centro Nacional de Medicina Tropical, creado en 2001, tiene por objeto “reforzar la asistencia, investigación y docencia en enfermedades tropicales y establecer programas de cooperación científico-técnica con países donde existen estas patologías”.
A veces, cuando un texto periodístico hace referencia a un organismo o institución, ofrece no sólo el nombre completo de la organización sino también su acrónimo, sobre todo si este último resulta incluso más conocido que el propio nombre (por ejemplo, en términos como OTAN, OCDE, FIFA, NBA, etc.). En estos casos –y, por extensión, siempre que aparezca el nombre completo de cualquier organización seguido de su acrónimo entre paréntesis–, conviene situar el anclaje del enlace sobre la abreviatura.
Incorrecto:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrece en sus páginas web abundante información sobre los síntomas de la gripe A y sobre sus diversas formas de transmisión.
Correcto:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrece en sus páginas web abundante información sobre los síntomas de la gripe A y sobre sus diversas formas de transmisión.
9) Utilizar anclajes textuales significativos
Uno de las claves esenciales para escribir atinadamente los enlaces es emplear anclajes textuales significativos. 
En particular, hay que huir de los anclajes autorreferenciales que se limitan a decir que un enlace es… un enlace. Nos referimos a expresiones como “pulse aquí”, “haga clic”, “ir”, “leer”, etc. Todas estas expresiones resultan vacías de significado puesto que se limitan a reiterar un mensaje inherente a cualquier enlace. En su lugar, hay que optar por expresiones cortas, pero cargadas de significado.
Incorrecto:
El Fondo Monetario Internacional dibuja en su último informe un panorama económico sombrío, con una caída del PIB mundial del 1,3% este año. Para acceder al texto íntegro, pulse aquí.
Correcto (opción 1):
El Fondo Monetario Internacional dibuja en su último informe un panorama económico sombrío, con una caída del PIB mundial del 1,3% este año. Acceda al texto íntegro.
Correcto (opción 2, mejor aún):
El Fondo Monetario Internacional dibuja en su último informe un panorama económico sombrío, con una caída del PIB mundial del 1,3% este año.
Una sencilla técnica para acertar en la escritura de enlaces es elegir los anclajes conforme a un criterio basado en los tipos de palabras. Las palabras más adecuadas para situar en ellas un anclaje hipertextual son, con gran diferencia de las demás, lossustantivos. Según cuál sea el contexto de la frase, también se puede recurrir a los verbos, e incluso, aunque en mucha menor medida, a los adjetivos y los adverbios. En cambio, salvo casos muy excepcionales, no se deben situar los enlaces sobre losartículos (‘la’, ‘este’, ‘esa’, ‘aquel’, etc.), pronombres (‘vosotros’, ‘mi’, ‘se’, etc.), conjunciones (‘y’, ‘sino’, ‘pero’, ‘luego’, ‘si’, ‘o’, etc.) y  preposiciones (‘a’, ‘hacia’, ‘de’, ‘por’, ‘tras’, etc.).
Tipo de palabra
Conveniencia
Ejemplos
Sustantivo
Máxima
La jugada de Nadal dejó boquiabierto al público de París.
Verbo
Elevada
Hace dos semanas, la policía decomisó un cargamento de drogas en un barco pesquero.
Adjetivo
Escasa
Tres de cada cuatro encuestados se muestran pesimistas con respecto a la evolución del paro.
Adverbios
Escasa
El equipo se entrenó intensamente antes de la final.

Tipo
de proposición
Conveniencia
Ejemplos
Proposición sustantiva
Máxima
Quien mal anda mal acaba.
Proposición adjetiva
Elevada
El caso de corrupción del que informamos ayer tiene en vilo a la clase política.
Proposición adverbial
Escasa
De continuar así las cosas, una vez más la temporada acabará mal para el Athletic de Bilbao.

Otro truco para escoger anclajes textuales significativos consiste en considerar las funciones sintácticas de cada palabra o proposición dentro de la oración. Por lo general, son adecuadas las palabras o proposiciones que cumplen dentro de la oración funciones de sujeto o de complemento directo. También se puede optar por que los enlaces abarquen el predicado completo de las oraciones, siempre que estas no sean muy largas. Más excepcional e inconveniente resulta en principio la ubicación de enlaces sobre cláusulas con función de complemento indirecto y, sobre todo, de complemento circunstancial.
10) Situar los enlaces preferentemente al final de las oraciones, cláusulas o párrafos

Ejemplo 1:
Visítenos, si desea que su PC se infecte con un virus.
Ejemplo 2:
Si desea que su PC se infecte con un virus, visítenos.
Incorrecto:
Según un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine, la utilización de mascarillas y una buena higiene de las manos en los hogares podría prevenir el contagio del virus H1N1 a otros miembros de la familia.
Correcto:
La utilización de mascarillas y una buena higiene de las manos en los hogares podría prevenir el contagio del virus H1N1 a otros miembros de la familia, según señala la revista Annals of Internal Medicine en un reciente estudio.

11) Remitir a páginas internas de los sitios web, no a las portadas

Versión 1:
El Fondo Monetario Internacional dibuja en su último informe un panorama económico sombrío, con una caída del PIB mundial del 1,3% este año.
Versión 2:
El Fondo Monetario Internacional dibuja en su último informe un panorama económico sombrío, con una caída del PIB mundial del 1,3% este año.
Seguro que prefieres la segunda versión, ¿verdad? Además de anclar el enlace en una sola palabra en lugar de en tres, esta segunda opción permite acceder directamente al contenido específico que potencialmente más te interesa, el contenido del “informe”. Si posteriormente deseas acceder a la portada de la web del Fondo Monetario Internacional, te resultará muy sencillo pues no tendrás más que hallar o inferir la dirección a partir de la del documento que has abierto.
12) Especificar el formato del documento enlazado y su tamaño

En el siguiente ejemplo, supongamos que el enlace hacia el Informe de Coyuntura Económica conecta con un voluminoso documento PDF.
Incorrecto:
El Instituto Nacional de Estadística ha cifrado el crecimiento real conjunto de la economía en un 2,7%, según su último Informe de Coyuntura Económica.
Correcto (opción 1):
El Instituto Nacional de Estadística ha cifrado el crecimiento real conjunto de la economía en un 2,7%, según su último Informe de Coyuntura Económica (.pdf, 3,2 MB).
Correcto (opción 2):
El Instituto Nacional de Estadística ha cifrado el crecimiento real conjunto de la economía en un 2,7%, según su último Informe de Coyuntura Económica (.pdf, 3,2 MB).
13) Especificar si el enlace remite a una dirección de correo

Incorrecto:
Si usted fue testigo de los acontecimientos, envíenos sus testimonios y fotografías.
Correcto:
Si usted fue testigo de los acontecimientos, envíenos sus testimonios y fotografías a redaccion@periodico.com.
14) Utilizar iconos para informar sobre atributos del enlace Por ejemplo:
Sugerencia de formato (documento sonoro):
La obertura  de la Flauta Mágica de Mozart es una pieza muy adecuada para iniciar a los niños en la música clásica.
Sugerencia de comportamiento (ventana emergente):
Siga la etapa reina del Tour de Francia en directo 

15) Aprovechar los enlaces para componer figuras literarias
Las figuras literarias o retóricas son aquellos usos del lenguaje que, mediante ciertos recursos fónicos, gramaticales o semánticos, dotan a las palabras o locuciones léxicas de especiales connotaciones expresivas. Se trata, por tanto, de todos aquellos recursos de estilo de los que se valen los narradores y poetas para evocar determinadas ideas o imágenes en sus lectores.
Veamos ejemplos de algunas de las figuras más comunes en los enlaces:
Definitio:
Las mujeres embarazadas están de enhorabuena. Realizar un simple test de sangre podría convertirse en breve en una alternativa a la peligrosa amniocentesis.
En este ejemplo, el enlace remitiría a una página web donde se define esta intervención médica y se explican sus características. Por su parte, en el ejemplo siguiente, la página de destino daría respuesta a la pregunta formulada en el enlace; nos encontraríamos, por tanto, ante una pregunta retórica.
Pregunta retórica:
La gripe aviaria se extiende rápidamente por el sudeste asiático. ¿Cuánto tardará en llegar a nuestro país?
Otra opción muy adecuada es usar el anclaje textual como forma de generar un efecto irónico. Veámoslo:
Ironía:
Después de perder 0-5 contra su máximo rival, el presidente del club dedicó a sus jugadores todo tipo de lindezas.


MÓDULO 5: TÉCNICAS DE REDACCIÓN EN INTERNET (3): ESCRITURA SEO



Imagen relacionada

Cuando publicas textos en internet, aunque no lo sospeches, escribes para dos tipos de lectores: las personas y los buscadores. Como escritor, por supuesto, esperas que sean las personas quienes lean tus textos. Sin embargo, en buena medida, eso solo es posible gracias a la intermediación de los buscadores.
Cuando escribes –fuera o dentro de internet–, podrás atraer a las personas gracias a tu ingenio, a tu originalidad y al interés de lo que cuentas. Pero, ¿qué puedes hacer para captar la atención de un buscador? ¿Es posible escribir de un modo en que los sistemas de búsqueda se fijen especialmente en tus textos?
Ese modo existe. Precisamente sobre eso trata esta unidad: sobre las técnicas redaccionales para conseguir que tus textos alcancen máxima visibilidad para los internautas gracias a los buscadores. Esas técnicas conforman una disciplina, conocida en el mundo profesional de internet por estas siglas: SEO.

5.1. Qué es SEO
SEO es el acrónimo de Search Engine Optimization (optimización para motores de búsqueda). Designa el conjunto de técnicas orientadas a aupar las páginas web a resultados destacados de los buscadores, siempre que alguien emplee ciertas palabras clave.
Acabamos de usar una expresión importante: “palabra clave”. ¿Qué significa? En la publicación para internet, se entiende por palabra clave aquel término o expresión que los internautas escriben en el buscador cuando tratan de hallar páginas web sobre un determinado asunto. 
Por eso, cuando escribimos en internet debemos realizar un constante esfuerzo de inferencia. Tenemos que plantearnos la siguiente pregunta: “¿Qué palabras utilizaría un internauta si estuviera interesado en buscar lo que estoy escribiendo?”. 
Hay tres tipos de estrategias SEO para conseguirlo: 1) tecnológicas, 2) promocionales y de marketing, y 3) redaccionales. 
Las estrategias tecnológicas se centran en cuestiones como, por ejemplo, optimizar las peculiaridades técnicas de los sitios web o adaptar los estándares de codificación de las páginas (se trata, como ves, de aspectos muy técnicos, de los que habitualmente se ocupan los ingenieros y los desarrolladores informáticos). El segundo tipo de estrategias de SEO, las promocionales o de marketing, se centra en las medidas publicitarias para dar a conocer el sitio web y hacerlo popular entre el mayor número posible de personas (de nuevo, los responsables de estas estrategias son profesionales como publicistas, expertos de marketing, community managers y similares). De hecho, por este carácter netamente publicitario, muchos profesionales identifican estas estrategias como una disciplina propia: SEM (Search Engine Marketing). Finalmente, están las estrategias redaccionales: aquellas que se refieren a la optimización de las técnicas de escritura con el fin alcanzar puestos punteros en las páginas de resultados de los buscadores. 
5.2. Técnicas de redacción para mejorar el posicionamiento en buscadores
A continuación, enumeraremos quince ideas prácticas que te ayudarán no solo perfeccionar tu escritura en general sino, en particular, a mejorar el posicionamiento de tus páginas web en los buscadores.

1. Sé conciso, pero no necesariamente breve
No ser excesivamente prolijo es siempre oportuno al escribir. Sin embargo, si esta norma vale para toda plataforma, se aplica especialmente cuando escribimos en internet. En la red se recomienda escribir con frases cortas. Nada como la concisión para favorecer una lectura fácil y rápida.
Ahora bien, no confundas concisión con brevedad. La concisión es la cualidad de decir mucho con poco; la brevedad, en cambio, se refiere únicamente a la reducida extensión o duración de algo. 
2. Utiliza un estilo directo e informativo
Cuando escribes con fines profesionales, tu objetivo principal debe ser comunicar las ideas con claridad, orden y rapidez. Los internautas no acuden a leer tus textos profesionales para disfrutar con la lectura. Para eso ya tienen las narraciones literarias y la poesía. Si tus textos son herramientas de trabajo, preocúpate más de informar que de deleitar.
Por supuesto, escribir con gracia y originalidad siempre es conveniente. Como lectores, nos agrada adivinar a un autor de carne y hueso detrás de las palabras escritas. Un texto con pinceladas de ingenio captura mucho mejor nuestra atención. Sin embargo, en un contexto profesional resulta definitivamente un error estar pendiente de esos guiños estilísticos a costa de la información. Lo principal es lo prioritario.
Así pues, céntrate en lo esencial: informa con claridad. Sé directo. Ve al grano.

3. Si pretendes llegar a un público heterogéneo, evita los localismos
Por eso, cuando escribas en internet debes tener presente que tu audiencia potencial tiene registros lingüísticos muy distintos. Si aspiras a alcanzar una audiencia máxima, procura no utilizar localismos y expresiones conocidas solo en tu país y/o región. Utiliza un registro neutro, que pueda ser entendido sin dificultad por la mayoría de los hablantes de tu idioma.

4. Usa referencias temporales absolutas
Lo explicaré con ejemplos. Si escribo expresiones como “el 11 de septiembre de 2001” o “en la primavera de 2016”, mi lector será capaz de entender con toda precisión esas fechas, sin necesidad de referencias temporales complementarias. En cambio, si empleo fórmulas como «en los últimos tiempos», «dentro de tres días», «el año pasado», «actualmente» o «ahora», mi lector solo podrá interpretar con precisión esas referencias si conoce el momento exacto en que he escrito el texto. Las primeras expresiones son referencias temporales absolutas; las segundas, relativas. Para no desorientar a tu lector, utiliza preferentemente las referencias temporales absolutas.
5. Aprovecha la escritura estructurada
Se dice que un documento recurre a la escritura estructurada cuando organiza el texto en puntos. En lugar de utilizar largas enumeraciones, el texto subdivide las ideas en unidades y las desarrolla una por una. Es decir, ponen en práctica exactamente lo mismo que ves en este documento, donde las explicaciones se han distribuido en quince puntos.
6. Antes de escribir, identifica tus palabras clave
Lo que acabamos de recomendar en el punto anterior, nos lleva a un asunto fundamental en la redacción SEO: la necesidad de escoger con acierto las palabras clave que caracterizarán a nuestro texto y la obligación de incluirlas en nuestro documento.
Como hemos explicado más arriba, una palabra clave es el término o expresión que utiliza el internauta cuando busca en internet. Pero, ¿cuáles son los términos más recomendables para utilizarlos como palabras clave? Una vez más, te animo a pensar en tu propia experiencia personal como internauta. Reflexiona sobre el tipo de palabras que empleas habitualmente cuando buscas en internet. Caerás en la cuenta de que con gran frecuencia recurres a nombres propios (nombres de personas, marcas, organizaciones…), topónimos (es decir, nombres de lugares) y términos especializados en general (nombres de objetos, tecnologías, herramientas…).

7. Titula con palabras clave
Si has comenzado tu proceso de escritura por identificar las palabras clave, la siguiente recomendación es obvia: procura incluir en tu texto de manera destacada, y a poder ser repetida, aquellas palabras que utilizarías si tuvieras que buscar esa información. Con esa simple medida, darás un fuerte impulso a la visibilidad de tu página en los resultados de los buscadores. 
De hecho, si hay un punto de tu texto donde conviene situar prioritariamente esas palabras clave, ese es sin duda el título. Los buscadores dan especial importancia a las palabras del título de las páginas web a la hora de organizar sus resultados.

8. En los títulos, da prioridad a los nombres propios
Entre todos los tipos de términos recomendables como palabras clave, nada funciona mejor que los nombres propios. La razón es que, cuando buscamos en internet, recurrimos constantemente a ese tipo de términos: nombres de personas, apodos, nombres de organizaciones e instituciones, marcas… Por lo tanto, puestos a elegir algún término para titular, la mejor opción en muchos casos será recurrir a un nombre propio.

9. Ubica las palabras potencialmente más buscadas al principio del título
Para entenderlo, comparemos estos dos títulos, con idéntico contenido pero distinta forma:

versión 1
Cinco ideas prácticas para una escritura eficaz
versión 2
Escritura eficaz: cinco ideas prácticas

10. Acuérdate de añadir un descriptor y las palabras clave en el HTML
Para escribir en internet, no es imprescindible tener nociones de lenguaje HTML, aunque viene bien. HTML son las siglas deHyperText Markup Language (lenguaje de marcado hipertextual) y designa el principal lenguaje informático que se utiliza para componer páginas web. (Si deseas iniciarte en las peculiaridades y técnicas del HTML, al final de este texto incluyo algunos enlaces que te ayudarán a dar los primeros pasos.)
El HTML, así como los lenguajes informáticos que han evolucionado a partir de él, reserva campos para la inclusión de los denominados «metadatos». Los metadatos son informaciones complementarias que se orientan a caracterizar de manera precisa el contenido, la autoría, los estándares técnicos y otros muchos rasgos de un sitio web. Estos metadatos no se muestran al internauta mientras navega una página –son, por tanto, transparentes en la navegación–, pero tienen gran importancia para los buscadores y los navegadores.
Dos de los metadatos más importantes en cualquier página web son el descriptor (en inglés el término utilizado es description) y las palabras clave (en inglés, keywords).
El campo description sirve para alojar el texto que, en las páginas de resultados de un buscador, se muestra justo debajo del título y la dirección web o URL (Uniform Resource Locator). Me refiero a ese par de líneas de texto que los buscadores incluyen debajo de cada uno de los resultados. Si cuando elaboras la página web olvidas completar el descriptor y lo dejas vacío, los buscadores tomarán para esas dos líneas texto procedente de la parte «visible» de la web (es decir, de lo que los internautas ven cuando navegan por esa web). En cambio, si cumplimentas el campo description, ese texto que sintetiza el contenido y objetivo de la web aparecerá junto al título y la URL. Si aprovechas el campo description para incluir en él palabras clave, incrementarás la visibilidad de tu página y aumentarás las opciones de que aparezca en un lugar destacado entre los resultados del buscador.
Del mismo modo, puedes aprovechar el apartado de los metadatos dedicado a las keywords para incluir en el las palabras clave en las que deseas destacar. En estos casos, se incluyen las palabras y expresiones separadas por comas.
¿Te preguntas cómo puedes cumplimentar los campos description y keywords si no sabes manipular una página HTML? No te preocupes, es sencillo. La mayoría de los programas de edición de páginas web y de sistemas de publicación en internet (por ejemplo, la plataforma de blogs WordPress) incluyen entre sus opciones la posibilidad de incorporar descriptores y palabras clave a cualquier página web. Por tanto, descuida; no necesitarás sumergirte en el código de la página para rellenar esos campos.

11. Procura que tus títulos no superen los 55 caracteres
Este es un pequeño truco especialmente pensado para el buscador Google. En este buscador, el enlace –es decir, el texto que aparece en azul en la Figura 1 anterior– tiene una extensión máxima de 55 caracteres. Si escribimos un título para el enlace con una extensión superior a ese número de caracteres, Google lo corta y sustituye automáticamente el texto sobrante por unos puntos suspensivos (…). Es lo que ocurre en el siguiente ejemplo:

12. Procura que tu texto tenga una extensión suficiente
Los buscadores otorgan mayor relevancia a las páginas web con mayor volumen de contenido textual. Esta es una de las razones que explican, por ejemplo, que las páginas de Wikipedia alcancen posiciones tan destacadas en los resultados de Google. Como sabes, su contenido textual suele ser extenso y rico en enlaces. Esto multiplica las posibilidades de que Google les asigne un lugar de preferencias.

13. Utiliza las negritas para destacar las palabras clave
Si destacas en tu texto ciertas palabras en negrita, los buscadores concederán especial relevancia a esos términos. Por lo tanto, es buena idea utilizar esos destacados en negrita para acentuar la importancia de ciertas palabras clave en el cuerpo de tu texto. Además, siempre que no caigas en la desmesura, este recurso tipográfico puede contribuir a mejorar el aspecto estético de tu página y a facilitar la lectura rápida por parte de los internautas.

14. Sitúa enlaces sobre las palabras clave
La misma técnica que acabamos de recomendar con las negritas funciona también con los enlaces. Los buscadores otorgan mayor relevancia a aquellas páginas en las que las palabras clave han sido utilizadas como puntos de anclaje para enlaces hipertextuales. En consecuencia, si vamos a enriquecer nuestro texto con enlaces, acordémonos de ubicar alguno de ellos sobre nuestras palabras clave.

15. Escribe descriptores para las imágenes y los enlaces
Para terminar, un último consejo relacionado de nuevo con el lenguaje HTML. Este lenguaje admite sendos campos que permiten añadir descriptores tanto a las imágenes como a los enlaces. En el caso de las imágenes, se consigue incluyendo el atributo <alt> en la etiqueta de la imagen; por su parte, en los enlaces se realiza insertando el atributo <title> en la etiqueta del enlace. Es decir:
1. Ejemplo de inserción de un descriptor en una imagen:
<img src="ejemplo.jpg" alt="texto descriptivo">
2. Ejemplo de inserción de un descriptor en un enlace:
<a href="http://www.web.com" title="texto descriptivo">

Si no dominas el lenguaje HTML y no sabes cómo insertar esos descriptores, no te preocupes. Los sistemas de publicación web más populares incluyen la opción de añadir estos descriptores a las imágenes y los enlaces sin necesidad de manipular el código HTML.


MÓDULO 6: PLATAFORMAS PARA PUBLICAR EN INTERNET



6.1. Blogs

El término «blog» es un neologismo anglosajón derivado de contraer las palabras «web» y «log» (‘registro web’). En diciembre de 1997, el escritor estadounidense Jorn Barger acuñó el término «weblog» por primera vez en Robotwisdom.com. Posteriormente, a medida que el uso de esa modalidad de publicación se popularizaba, muchos internautas optaron por una expresión apocopada: «blog». 
El término blog se recoge con la siguiente definición: “Sitio web que incluye, a modo de diario personal de su autor o autores, contenidos de su interés, actualizados con frecuencia y a menudo comentados por los lectores”.
Hoy día hay tres sistemas principales de gestión de contenidos principales para blogs: WordPress, Blogger y Tumblr.

6.1.1. WordPress
WordPress es un sistema de gestión de contenidos orientado a la publicación de blogs. Se ofrece bajo licencia pública (GPL, General Public License) y con código modificable por parte de los desarrolladores de internet. Este carácter abierto ha propiciado su mejora constante en los últimos años, hasta convertirse en el CMS predilecto por parte de buena parte de los blogueros profesionales.
WordPress facilita dos tipos de publicación para blogs.
Por un lado, ofrece su servicio principal: un sistema de gestión de contenidos, desarrollado en lenguaje PHP, que cualquier internauta puede instalar gratuitamente en un servidor y manejar con él la publicación de su sitio web. Este CMS puede ser descargado desde la dirección WordPress.org y sirve, por tanto, para publicar blogs desde con cualquier dominio web.
La segunda modalidad de publicación blog ofrecida por WordPress es un servicio también gratuito de alojamiento de blogs basado en su CMS. En este caso, los usuarios alojan su blog en WordPress.com, de modo que la dirección de esos blogs adopta esta forma: http://nombre_del_blog.wordpress.com.

Figura 1: Escritorio de WordPress

6.1.2. Blogger
Integrante del variado conjunto de servicios de Google, Blogger es una de las plataformas de publicación y alojamiento de blogs más populares en internet.
A semejanza de WordPress, también ofrece dos opciones de publicación. Por un lado, el sistema puede ser utilizado como CMS para gestionar desde él la publicación en blogs con dominio propio. Sin embargo, este es un tipo de uso residual en Blogger. De hecho, a diferencia de WordPress, Blogger no permite instalar su CMS en un servidor propio, simplemente admite el redireccionamiento de las anotaciones desde Blogger hasta el dominio propio. No extraña, por tanto, que la inmensa mayoría de los usuarios de Blogger utilice esta plataforma en su segunda opción: como servicio de alojamiento gratuito de blogs bajo el dominio Blogspot. En Blogger los blogs publicados de este modo presentan el siguiente tipo de URL: http://nombre_del_blog.blogspot.com.


6.1.3. Tumblr
Si WordPress y Blogger te parecen demasiado complejos y buscas una plataforma de publicación más sencilla y directa, esta puede ser tu alternativa: Tumblr. Se trata de una plataforma que aloja blogs gratuitamente en cualquier modalidad multimedia: blogs de texto, fotoblogs, videoblogs, etc. A caballo entre los blogs tradicionales y las modernas redes sociales, Tumblr permite seguir a determinados usuarios, de modo que sus actualizaciones se reciben automáticamente en un muro personal. Asimismo, a semejanza de lo que hemos señalado con respecto a Blogger, Tumblr no admite su instalación de su CMS en un dominio propio, aunque sí el redireccionamiento de las anotaciones. No obstante, la inmensa mayoría de los usuarios de Tumblr se limita a publicar dentro del propio sistema, de modo que las direcciones adoptan esta forma: http://nombre_del_blog.tumblr.com.
Si lo que te interesa es publicar con frecuencia, crear comunidad y ahorrarte complicaciones técnicas, Tumblr puede ser tu opción. Aquí te muestro cómo es su escritorio:

6.2. Microblogs
Tras el éxito de los blogs, en 2006 arrancó una nueva modalidad de publicación en internet más simple y, sobre todo, más corta. Ese año fue lanzado Twitter, una plataforma de microblogging que permite publicar y enviar mensajes de texto plano con un máximo de 140 caracteres. En sus inicios, el sistema fue adoptado sobre todo por usuarios deseosos de compartir en cualquier momento informaciones sobre su vida privada. Sin embargo, la plataforma pronto evolucionó hacia otros tipos de uso menos  personales, centrados en la diseminación inmediata de informaciones y en la conversación pública por escrito. Gracias a esa evolución, Twitter ha crecido rápidamente hasta alcanzar un volumen de varios cientos de millones de usuarios en todo el mundo, entre los que se encuentran tanto personas físicas como empresas y organismos de todo tipo. Hoy día, Twitter es una plataforma imprescindible para la difusión eficaz de contenidos a públicos generales.
 

  1. Un texto informativo, que ocupa los primeros 94 caracteres
  2. Un enlace acortado, que ocupa 23 caracteres: 
  3. Una etiqueta, que ocupa 10 caracteres:
En total, el tuiteo alcanza 127 caracteres, unos pocos menos que el límite de 140. Sin embargo, lo más interesante es que el tuiteo respeta una secuencia de elementos compositivos determinada: información + enlace + etiqueta. Esta secuencia se observa en muchos tuiteos publicados especialmente desde cuentas corporativas. Así pues, como vemos, sí existen algunos patrones estructurales para la escritura de tuiteos.
En todo caso, no se pueden dar recetas para la buena escritura en Twitter. Cada usuario debe explorar las formas y el lenguaje que mejor se acomode a sus objetivos. Como en tantos otros ámbitos de internet, se trata de ir puliendo el propio estilo a partir de un constante ejercicio de prueba y error.
Puesto que esta unidad del curso trata sobre plataformas de publicación, vale la pena añadir por último que, para publicar de manera profesional en Twitter existen plataformas de gestión editorial avanzada. Nos referimos a servicios como TweetDeck oHootSuite que nos facilitan la monitorización de todas las informaciones relevantes de nuestra(s) cuenta(s) de Twitter: los tuiteos de los usuarios a quienes seguimos, los tuiteos publicados (es decir, la propia cronología o «timeline»), las menciones recibidas, etc. Estas aplicaciones avanzadas existen tanto en modalidad de descarga como en formato de plataformas en la web. En ambos caso, admiten la gestión editorial simultánea de  diversas cuentas de Twitter a la vez y, en consecuencia, son herramientas esenciales para cualquiera que desee explorar la publicación en Twitter de manera profesional.


6.3. Redes sociales

Se entiende por red social horizontal aquella que se orienta a la interrelación en general. En este tipo de redes, no existe un eje temático ni una finalidad específica más allá que facilitar el contacto entre los usuarios. En esta categoría se incluyen redes como Facebook –la mayor de todas– o Google+, por ejemplo.
Por su parte, se habla de red social vertical cuando existe un tema o enfoque que sirve como denominador común de las interacciones que se realizan en esa red. En esta segunda categoría cabe mencionar especialmente a LinkedIn, una red social especializada en la interrelación sobre aspectos profesionales (publicación de la trayectoria profesional de los usuarios, búsqueda de socios para proyectos, organización de foros profesionales, etc.).
Tanto las redes horizontales como las verticales exigen darse de alta previamente como miembro para permitir la interacción con otros usuarios de esas redes. Por lo tanto, aunque puedan acumular muchos millones de usuarios, estas redes en principio tienen carácter cerrado, rasgo que las diferencia de los blogs y microblogs, donde los contenidos generalmente se difunden de modo abierto. El carácter privado que caracteriza por lo general a la publicación en las redes sociales no exime, sin embargo, de cuidar la expresión escrita también en estas plataformas. Y sobre todo, tampoco exime de ser cauteloso con lo que se publica. Recuerda que, aunque hayas compartido un contenido solo con «amigos» de una red social, dando por supuesto que este no trascenderá, existe riesgo de que ese contenido se filtre y termine ante los ojos de quien menos esperas. Así pues, escribe bien pero, sobre todo, mide lo que escribes.
En ciertas redes sociales, como por ejemplo en Facebook, además de publicaciones privadas –es decir, solo visibles para las personas vinculadas al autor–, existe la posibilidad de publicar páginas abiertas para todos los internautas. De hecho estas páginas, conocidas como «fanpages» (‘páginas de seguidores’), son un elemento clave en la estrategia de comunicación de muchas organizaciones y celebridades. Por eso, escribir con cuidado las anotaciones de estas páginas abiertas es una prioridad para cualquier persona responsable de gestionar profesionalmente contenidos en internet. Con frecuencia las anotaciones públicas en Facebook tienen como principal objetivo incitar a los seguidores a hacer clic en un enlace. Por lo tanto, el objetivo de esas anotaciones, habitualmente breves, debe consistir en ofrecer un anticipo con gancho del contenido que el seguidor hallará si se encamina hacia la página enlazada. Por eso, en consonancia con lo que explicamos en una unidad anterior, en Facebook es clave propiciar una navegación orientada a través de los enlaces.

6.4. Wikis
La práctica totalidad de los internautas lee wikis; sin embargo, son una minoría quienes los escriben. El más consultado de todos los wikis es, por supuesto, Wikipedia, la enciclopedia libre y colaborativa en internet. En su caso, la diferencia entre el volumen de lectores y el la cantidad de editores es más que elocuente: en 2013, Wikipedia se encontraba entre los 10 sitios web más populares del mundo, pero el número de personas que escriben, editan o traducen artículos para esa plataforma –los llamados wikipedistas– eran apenas 2,8 millones en todo el mundo. Queda de manifiesto, por tanto, que ante los wikis los internautas prefieren leer que escribir.
Así y todo, los wikis ofrecen una excelente plataforma donde ejercitarse en la escritura digital. Especialmente en Wikipedia, la correcta escritura de artículos exige observar ciertas reglas de redacción, especialmente taxativas en lo referente a la inserción de enlaces hipertextuales. Esta alta exigencia en las normas de estilo hipertextual supone un formidable ejercicio para cualquier internauta que desea consolidar su técnica de escritura de enlaces. Una buena práctica como colofón a este curso en redacción en internet es que te des de alta como usuario registrado en Wikipedia y la enriquezcas  con nuevos contenidos aportados por ti. Ya verás cómo esa experiencia te sirve como una inmejorable gimnasia redaccional.

6.5. Páginas web personales
La última plataforma de publicación que reseñaremos en esta unidad bien podría haber sido la primera. De hecho, desde el punto de vista cronológico, fue anterior a todas las que hemos mencionado en los puntos anteriores. Nos referimos, claro está, a las páginas web personales.
Desde el inicio de la web, a principios de los años 1990, muchos usuarios individuales de internet se animaron a publicar sitios web, con formatos y contenidos de muy diverso tipo. En aquella época los internautas carecían de los avanzados sistemas de edición de páginas web de la actualidad, así que elaboraban sus páginas de manera prácticamente artesanal, en muchos casos editando a mano las páginas de código HTML. A pesar de esas dificultades técnicas, muchos usuarios de internet lanzaron sus sitios web personales.
Por fortuna, las tecnologías para la edición de páginas web evolucionaron con rapidez. Primero con la aparición de aplicaciones de edición gráfica de HTML (nos referimos a programas como Microsoft FrontPage o Macromedia DreamWeaver, lanzados ambos en 1997), y después con los sistemas de gestión de contenidos en internet (los CMS), el trabajo de edición y publicación de páginas web personales se simplificó. De hecho, a partir del cambio de siglo, se produjo una transición natural desde esas primitivas páginas personales hacia los nacientes blogs, dotados, como hemos visto, de funcionalidades avanzadas, de una enorme sencillez de publicación y de la posibilidad de publicar gratuitamente.
Por eso, en la actualidad, disponer de páginas web personales es una opción secundaria frente a otras que ya hemos mencionado en esta unidad. A pesar de eso, este tipo de páginas ofrecen una alternativa de indudable interés y utilidad para cualquier persona que desee publicar contenidos en internet. Podrás explorar esta posibilidad con recursos como Google SitesYahoo! SiteBuilder, entre otros.


Comentarios

Entradas populares

Imagen

CURSOS