MITOS CLÁSICOS Y MUNDO ACTUAL

MÓDULO 1
 1.1. ¿Qué es un mito? 
1.1.1: Definición de mito 
1.1.2: El mito y sus protagonistas. Tiempo y espacio del mito 
1.2. Mito y mitología 
Lección 1.2.1: Las principales tipologías de mito 
Lección 1.2.2: La constitución de la mitología y su conservación Entrevista a Carlos García Gual 

MÓDULO 2 
2.1. El nacimiento del mundo 
2.1.1: Del caos al cosmos 
2.1.2: Las primeras generaciones de los dioses 
2.1.3: Los hijos de Crono y Rea 
2.1.4: La lucha contra los monstruos 

MÓDULO 3 
3.1. Los dioses del Olimpo I 
3.1.1: Las características de los dioses del pantheon grecorromano 
3.1.2: Zeus y la creación de la comunidad política 
3.1.3: Hades y el mundo del más allá 
3.2. Los dioses del Olimpo II 
3.2.1: Los hijos de Zeus 
3.2.2: Atenea y la metis en el mundo griego 
3.2.3: Apolo y la adivinación 
3.3. Los dioses del Olimpo III 
3.3.1: Dioniso y el culto orgiástico 
3.3.2: Dioniso y el nacimiento de la tragedia griega Entrevista a Michele Curnis 

MÓDULO 4 
4.1. La creación de los hombres 
4.1.1: La creación del hombre y de la mujer 
4.1.2: Prometeo y su función civilizadora 
4.1.3: La presencia del dolor y la necesidad del trabajo 
4.1.4: El pesimismo griego y el mito de las edades


MÓDULO 1. LOS MITOS



Definición de mito


Un mito (del griego μῦθος, mythos, «relato», «cuento») es un relato tradicional que se refiere actuación memorable y ejemplar de seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como diosessemidioseshéroesmonstruos o personajes fantásticos, en un tiempo diferente, poderoso y sagrado.







Edipo, hijo del rey Layo de Tebas y Yocasta, había sido abandonado poco después de haber predicho el oráculo que mataría a su padre y se desposaría con su madre. Abandonado para que muriera, fue encontrado y llevado ante el rey Pólibo de Corintio, que no tenía hijos. Edipo creció así sin conocer cuál era su origen, ni la profecía que signaba su destino.
Al salir de Delfos Edipo se encuentró con el rey Layo y le da muerte sin saber que éste era su padre. Layo estaba en camino hacia el Oráculo para consultarle como librar a Tebas de la Esfinge, un monstruo que asesinaba a sus súbditos cuando no podía resolver los acertijos que les proponía.
Luego de asesinar a Layo, Edipo marcho en dirección a Tebas y libró a la ciudad de la Esfinge:
"Adivina este acertijo," le dijo la Esfinge a Edipo, "o encontrarás tu muerte: ¿Cuál es la criatura que en la mañana camina en cuatro patas, al medio día en dos y en la nocheen tres?"Edipo miró a la Esfinge y le respondió: "El hombre. En su infancia gatea con sus manos y rodillas, que es como tener cuatro pies. Cuando es un adulto camina en dos pies. Y en el anochecer de su vida, cuando es un anciano, usa un bastón, lo que equi-vale a caminar en tres pies."
Y así fue como Edipo resolvió el arcertijo y logró enfurecer tanto a la Esfinge que ésta se se arrojó al océano y se ahogó.
Entonces, Edipo sería proclamado Rey y contraería matrimonio con Yocasta, sin saber que ésta era su madre.
Tiempo después, se desata una plaga y el Oráculo culpa al asesino del Rey Layo, entonces Edipo se da cuenta que fue él quien le dio muerte.
Finalmente, Edipo descubre las circunstancias de su nacimiento. Yocasta, horrorizada, se suicida y Editpo, se saca los ojos.


El mito y sus protagonistas. Tiempo y espacio del mito


https://youtu.be/diiUHJdy8dY

Resultado de imagen de El mito y sus protagonistas. Tiempo y espacio del mito

Por lo general, los personajes de los mitos y leyendas tienen determinada su conducta; los buenos se convierten en héroes, así que son admirados y funcionan como modelos a seguir. En la transmisión oral, los buenos casi siempre son hermosos y amables en contraste con los malos que se presentan como feos y crueles. En el siguiente cuadro se observa la función general de los personajes de los mitos y leyendas.


     
  PERSONAJES
                           
                         FUNCIONES
                                                        
                                                         MITOS

Dioses
Representan una fuerza de la naturaleza
Dan órdenes para que los héroes actúen
Pueden ser villanos o agresores

Héroes
Luchan por el bien de su comunidad o por ser perdonados por una falta.
Son víctimas perseguidas por la fatalidad.
Colaboran con los dioses
Seres mitológicos  híbridos
Son agresores y villanos.
Son auxiliares de un héroe.
                                                        
                                                        LEYENDAS

Tópicos, singulares o seres fabulosos

Son buenos o malos. ayudan al personajeprotagónico



El tiempo de los mitos es el tiempo de los orígenes, tiempo en el que radica la explicación de las coas y de las conductas.
Los hombres pueden volver al tiempo de los orígenes cuando se cuenta un hecho o una celebración cultural o religiosa.
El rito llena de significado la experiencia cotidiana.
Resultado de imagen de el espacio del mito

Las principales tipologías de mitos


realidad que rodea al hombre: mortal, sexual, social y trabajador


Resultado de imagen de funciones del mito
Resultado de imagen de funciones del mito

Resultado de imagen de funciones del mito

La constitución de la mitología y su conservación

La mitología griega aparece explícitamente en una extensa colección de relatos e implícitamente en artes figurativas tales como cerámica pintada y ofrendas . Los mitos griegos intentan explicar los orígenes del mundo y detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses, héroes y otras criaturas mitológicas. Estos relatos fueron originalmente difundidos en una tradición poética oral, si bien actualmente los mitos se conocen principalmente gracias a la literatura griega.

Los relatos míticos juegan un papel importante en casi todos los géneros de la literatura griega. A pesar de ello, el único manual general mitográfico conservado de la antigüedad griega fue la Biblioteca mitológica de Pseudo-Apolodoro. Esta obra intenta reconciliar las historias contradictorias de los poetas y proporciona un gran resumen de la mitología tradicional griega y las leyendas heroicas. Apolodoro vivió entre c. 180–120 a. C. y escribió sobre muchos de estos temas, pero sin embargo la Biblioteca discute sucesos que tuvieron lugar mucho después de su muerte, y de ahí el nombre Pseudo-Apolodoro.

Los principales autores y fuentes mitográficas

Orfeo Personaje mítico y presunto fundador de una de las religiones mistéricas más importantes de la época clásica. Con su nombre se han transmitido varias obras tardías de época helenística que contienen abundante material mitográfico. Obras conservadas: Las Argonáuticas de Orfeo. Himnos. También han llegado abundantes fragmentos de la religión órfica arcaica. 

Homero (VIII a.C.) Con el nombre de Homero se han transmitido las dos obras épicas más importantes y el primer testimonio de la literatura occidental. Las obras se ocupan de episodios relacionados con la conquista de Troya y el regreso de uno de los héroes principales a su patria, Odiseo. También nos ha llegado una colección de himnos a diversas divinidades del panteón. Obras conservadas: Ilíada, Odisea, Himnos. 

Hesíodo (segunda mitad del VIII - primera mitad del VII a.C.) Es el autor del poema mitológico más importante conservado de la época arcaica. En él se detallan la genealogía de los dioses y la toma del poder por el dios supremo Zeus. También nos ha llegado una obra suya con reflexiones acerca de la justicia y un detallado catálogo de las actividades agrarias. Existen otras obras atribuidas a Hesíodo que tienen asimismo importancia para el estudio de la mitología griega. Obras conservadas: Teogonía, Los trabajos y los días, El escudo, Catálogo de las mujeres. 

Esopo (VI a.C.?) Bajo este nombre se ha transmitido la masa principal de fábulas griegas. Es probable que viviera en el siglo VI a.C. Según la leyenda fue esclavo Frigio o Tracio. Obra conservadas: Fábulas. Existen varias versiones de la colección. 

Ferécides de Siro (VI a.C.)   Mitógrafo y cosmólogo que muestra la aparición de una nueva forma de pensamiento más cercana a lo que será el logos filosófico. Su obra es una cosmogonía y teogonía al estilo de Hesíodo, pero escrita en prosa. Muestra importantes influencias orientales. Obra conservadas: Teocrasía o Teogonía. Se conservan escasos fragmentos. 

Hecateo de Mileto (fl. 500-494 a.C.) El primer histórico en prosa. Nace alrededor del 560-550 a.C. Participó del levantamiento de Mileto contra el imperio Persa a finales del s. VI a.C. Viajó por muchos países del mundo antiguo, llegando según algunas leyendas hasta Rusia, Tracia e Irán. Escribió importantes obras históricas, geográficas y mitográficas. Estas últimas en la línea de la interpretación racional de los mitos. Obra conservada: Genealogía o Historia. Se conservan fragmentos. 

Píndaro (522-después de 446 a.C.) Uno de los máximos exponentes de la lírica arcaica. Su odas conservadas fueron compuestas en ocasión de las victorias en diferentes festivales religiosos de distintos deportistas (Epinicios). Expresan un ideal aristocrático y recogen y reformulan en sus mitos abundante material, adaptándolo a las necesidades del momento. En la Antigüedad se conservaban 17 libros con sus poemas: Himnos, Peanes, Ditirambos, Prosodias, Partenias, Encomios, Trenoi, Epinicios. Obras conservadas: Epinicios olímpicos, Epinicios Píticos, Epinicios Nemeos, Ístmicos. Fragmentos de las restantes obras, especialmente papiráceos.

Acusilao de Argos (V a.C.) El representante más antiguo de la prosa mitográfica, que llegó de Jonia a la Grecia continental. Su obra, escrita en jonio, con el título Genealogías (otros la llaman también Historias), constaba de 3 libros. Amplió el esquema del género y le añadió una cosmoteogonía detallada, a la que continuaba una historia del género humano desde el argivo Foroneo hasta los relatos del regreso de los aqueos de la guerra de Troya. Obra conservada: Genealogías. Se conservan fragmentos. Helánico de Lesbos (II mitad del V a.C.) Junto a Ferécides de Siro y Hecateo de Mileto uno de los primeros polígrafos de la literatura griega. Muy leído en la Antigüedad. Influido por la sofística. A diferencia de Heródoto que sólo ocasionalmente trató temas mitológicos, Helánico siguió la tradición de Hecateo, Ferécides y Acusilao e intentó sistematizar el número de los ancestros en cuatro monografías sobre estirpes de importancia: Foronis (2 libros) trata el origen lacedemonio de las estirpes míticas, Deucalionia (2 libros) trata de la descendencia de Deucalión, Atlantiada (2 libros), sobre los descendientes de Atlante, y Asópide (1 libro) sobre los ayácidas. Por último su Troica (2 libros) se ocupa de la historia legendaria de la guerra de Troya. Obras conservadas: Se conservan escasos fragmentos.  

Calímaco (IV-III a.C.) Poeta helenístico originario de Cirene que poco antes del 300 a.C. se traslada a Alejandría de Egipto, donde al principio vivió como maestro elemental. Al poco tiempo, obtuvo una plaza en la famosa Biblioteca de Alejandría y llegó a convertirse en el poeta cortesano más celebrado. Su obra comprendía 800 rollos de papiro. Se perdieron todos sus obras científicas y se conservaron sus obras poéticas, en las que existen numerosos datos mitológicos. Obras conservadas: Elegías, Himnos. 

Apolodoro (II d.C.) A este gramático estoico del s. II d.C. se le atribuye un manual mitológico que se conserva de manera fragmentaria. De la parte perdida existen dos versiones epitomizadas. La obra probablemente se compuso un siglo antes. Obra conservada: Biblioteca. 

Higino (II d.C.) Con este nombre se ha transmitido un manual mitológico, cuyo título originario probablemente fue Genealogías. Se trata de un compendio que incluye los árboles genealógicos de los dioses y de los héroes y 277 fabulas que son relatos cortos y listas de contenido mitológico (a partir de la fábula 221). El autor latino había trabajado con fuentes mitográficas dependientes de la tragedia y la épica griegas. La obra ofrece muy poco material relacionado con la religión romana. Obra: Fábulas. 

Pausanias (II d.C.) La obra de Pausanias es una descripción a modo de guía turística de los distintos lugares de Grecia con explicación de monumentos, usos, historia y creencias. Sus datos son muy valiosos para ver la vigencia de las creencias religiosas en la época imperial y por las informaciones mitológicas y mitográficas previas. Obra: Descripción de Grecia. 

Antonino Liberal (II d.C.) Romano que escribe en griego una colección de historias mitológicas basada en la transformación de seres humanos y dioses. La obra en prosa se ha conservado en un códice del siglo IX o X. Obra: Las metamorfosis. 

Licofronte (II-III d.C.) Autor de un poema épico de 1474 trímetros yámbicos que cuentan las profecías que Casandra, la profetiza hija del rey Príamo, había hecho cuando Paris partió hacia Esparta, donde raptaría a Helena. Profetiza la catástrofe de Troya (vv. 31-386), el 5 sufrimiento de los griegos que no retornan a casa (vv. 387-1089), los de los que sí pueden hacerlo (vv. 1090-1282), la lucha ancestral entre Asia y Europa (vv. 1283-1450) que termina con el sometimiento de Persia por Alejandro, a cuyos descendientes vencen después de la sexta generación los parientes de la vidente (los romanos, vv. 1283-1474). También sabemos que escribió varias tragedias de las que se conservan pocos fragmentos y un tratado sobre la comedia entre otras obras. Obra conservada: Alejandra o Casandra 

Nonno de Panópolis (IV-V d.C.) Poeta épico autor de una obra de 48 libros que cuenta la historia del dios Dioniso incluyendo la prehistoria de su nacimiento, que comienza con el rapto de Europa por Zeus, hasta la apoteosis del dios. El poeta intenta relatar todo lo que de alguna manera se relacione con el dios: el monstruo Tifón, Cadmo, Acteo, Zagreo, el diluvio de Deucalión, Sémele. El nacimiento y la juventud de Dioniso son seguidos por su campaña en India, descripción en la que se busca una emulación de la Ilíada. Sigue el retorno del dios a Frigia y la campaña a Europa, en la que se relatan los episodios de Penteo, Icario, Ariadna y la lucha contra Penteo en Argos. Luego continúa con el regreso del dios a Frigia. Su incorporación al Olimpo termina el libro. También se conserva una paráfrasis en verso del Evangelio de San Juan. Obra de contenido mitológico conservada: Dionisíacas.




MÓDULO 2. EL NACIMIENTO DEL MUNDO




Del caos al cosmos.


En algunos relatos cosmogónicos griegos, el Caos es aquello que existe antes que el resto de los dioses y fuerzas elementales, es decir, el estado primigenio del cosmos.

Según la Teogonía de Hesíodo, Caos fue lo primero que existió, y luego enumera otras figuras cosmogónicas elementales como Gea Resultado de imagen de diosa gea(la Tierra), TártaroResultado de imagen de tártaro mitologia griega y Eros (v. 116ss)Imagen relacionada. Pero Caos no engendró estas deidades elementales, sino que es cabeza de una genealogía de seres divinos que son una suerte de abstracciones simbólicas: Nix (la Noche) y Érebo son sus hijos (v. 124), Éter y Hemera (el Día) sus nietos (v. 125-6).



Resultado de imagen de caos mitologia GRIEGA






Según las tradiciones sumerias, en un principio sólo existía el caos y un informe océano primordial llamado Nammu Resultado de imagen de Nammu, que, en un momento determinado, se abrió generando espontáneamente al dios del cielo, An Resultado de imagen de an dios DEL CIELO, a la diosa de la tierra, KiResultado de imagen de Ki DIOSA DE LA TIERRA y a Enki, dios del mundo acuático. An y Ki permanecían unidos sin separación alguna entre ellos y de su unión nació Enlil, dios del aire, o de la atmósfera, quien provocó la separación entre ambos dando origen al día. Enlil, con el tiempo, llegó a convertirse en el dios principal y controlaba el Me o conjunto de normas sagradas que regulaban el funcionamiento de las cosas físicas, del orden y de las leyes sociales.

Las divinidades habitaban en el Dilmun, morada de los dioses, y fueron los artífices de la vida animal y vegetal. Finalmente, Nammu, Enki y Ninmah modelaron de barro al hombre insuflándole la vida.



Resultado de imagen de boshongo bumba creation

Según la gente Boshongo de África central, en un principio, sólo había oscuridad, el agua y el gran dios Bumba. Un día Bumba, en el dolor de un dolor de estómago, vomitó el sol. El sol ha secado un poco de agua, dejando la tierra. Aún en el dolor, Bumba vomitó la luna, las estrellas, y luego algunos animales. El leopardo, el cocodrilo, la tortuga, y, finalmente, el hombre.

Las primeras generaciones de los dioses y las fuerzas de la naturaleza

De Gea surgió el «estrellado Urano», el cielo. En una simetría típica de las cosmologías griegas, el cielo es un igual respecto a la tierra y tiene «sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses»; en la Ilíada y la Odisea es llamado «bronce» y «hierro» respectivamente, y parece representar un techo sólido, plano y paralelo a la tierra

La unión de Gea y Urano, de la tierra y el cielo, es un motivo mitológico muy común, en el que la relación sexual es una metáfora de la naturaleza como producto de dicha unión. De ella nacieron los titanes titánides,Resultado de imagen de titanes mitologicos los cíclopes, gigantes de un solo ojo y los hecatónquiros,Resultado de imagen de hecatónquiros gigantes con cien brazos y cincuenta cabezas de «fuerza inagotable y poderosa»

Gea urdió un plan para vengar el ultraje: talló una hoz de pedernal y pidió ayuda a sus hijos. Solo Crono, el menor de ellos, estuvo dispuesto a cumplir con su obligación, emboscó a su padre cuando yacía con su madre, lo castró con la hoz y arrojó los genitales tras él. Al salpicar la sangre, Gea la recogió, y de ella surgieron los Gigantes, las Erinias y las Melias. Los genitales de Urano produjeron una espuma de la que nació Afrodita Urania. Urano vaticinó que los titanes tendrían un castigo justo por su crimen, anticipando la victoria de Zeus sobre Crono.

Resultado de imagen de Gea, la tierra, y su unión con Urano

Las primeras generaciones de los dioses: los hijos de Crono y Rea

Resultado de imagen de crono y rea hijos


Resultado de imagen de crono y rea hijos

Tras derrotar a Urano, Crono volvió a encerrar en el Tártaro a los Hecatónquiros y los Cíclopes, a quienes temía, y los dejó bajo la custodia de la monstruosa carcelera Campe. Subió al trono junto a su hermana Rea como reyes de los dioses. Esta época del reinado de Crono se denominó la edad dorada, pues la gente de entonces no necesitaba leyes ni reglas: todos hacían lo correcto y no existía la inmoralidad.

Crono supo de Gea que estaba destinado a ser derrocado por uno de sus propios hijos, como él había derrotado a su padre. Por ello, aunque fue padre con Rea de los dioses DeméterHeraHadesHestia y Poseidón, se los tragaba tan pronto como nacían. Cuando iba a nacer su sexto hijo, Zeus, Rea pidió a Gea que pensara un plan para salvarlos y que así finalmente Crono tuviese el justo castigo a sus actos contra su padre y sus propios hijos. Rea dio a luz en secreto a Zeus en la isla de Creta y entregó a Crono una piedra envuelta en pañales, también conocida como Ónfalos, que éste tragó enseguida sin desconfiar creyendo que era su hijo.Resultado de imagen de rea y cronos
Rea mantuvo oculto a Zeus en una cueva del monte Ida en Creta. Según algunas versiones de la historia, Zeus fue criado por una cabra llamada Amaltea, mientras una compañía de Curetes o Coribantes, bailarines armados, gritaban y daban palmadas para hacer ruido y que así Crono no oyese los llantos del niño. En otras versiones Zeus era criado por una ninfa llamada Adamantea, que lo escondía colgándolo con una cuerda de un árbol, de forma que quedara suspendido entre la tierra, el mar y el cielo (sobre los que gobernaba su padre, Crono). Incluso en otras versiones, Zeus era criado por su abuela Gea; por una ninfa llamada Cinosura, a quien en agradecimiento Zeus subió entre las estrellas tras su muerte; o por Melisa, hija de Meliseo, rey de Creta que junto a sus hermanas Ida y Amaltea escondieron al pequeño Zeus en una caverna del monte Ida, en la Isla de Creta y lo alimentaron con miel y la leche de Amaltea.
Cuando hubo crecido, Zeus usó un veneno que le dio Gea para obligar a Crono a regurgitar el contenido de su estómago en orden inverso: primero la piedra, que se la dejó a Pitón bajo las cañadas del Parnaso como señal a los hombres mortales, y después al resto de sus hermanos. Resultado de imagen de piedra clavada en delfosEn algunas versiones, Metis le daba a Crono un emético para obligarlo a vomitar los niños, y en otras Zeus abría el estómago de Crono. Tras liberar a sus hermanos, Zeus liberó del Tártaro a los Hecatónquiros y los Cíclopes, quienes forjaron para él sus rayos, el tridente para Poseidón y el casco de oscuridad para Hades. En una gran guerra llamada la Titanomaquia, Zeus y sus hermanos y hermanas derrocaron con la ayuda de los Hecatónquiros y los Cíclopes a Crono y a los otros Titanes. Tras esto, muchos de ellos fueron encerrados en el Tártaro, si bien otros no (como Rea, Metis, Epimeteo, Menecio, Hécate, Océano y Prometeo entre otros cuantos). Gea engendró al monstruo Tifón para vengar a los encarcelados Titanes, pero Zeus terminaría venciéndolo.

La lucha contra los monstruos y la victoria de Zeus

Titanomaquia
Entonces los Olímpicos, guiados por Zeus, declararon la guerra a la anterior generación de deidades, los Titanes. Estos incluían a HestiaHeraDeméterHades y Poseidón; e incluso a la titánide Hecate.Probablemente Estigia y sus hijos también lucharon en el bando de los Olímpicos. Además, los Hecatónquiros y los Cíclopes, que habían sido encarcelados por Crono, ayudaron a los Olímpicos. Se decía que los Hecatónquiros ayudaron a los Olímpicos arrojando enormes piedras a los Titanes, de cien en cien. Los Cíclopes ayudaron fabricando las famosas armas de Zeus, los rayos, el tridente de Poseidón y el casco de invisibilidad de Hades.Los Titanes,encabezados por Crono, incluían a CeoCríoHiperiónJápetoAtlas y Menecio.
Habiendo logrado por fin la victoria tras toda una década de guerra, los Olímpicos dividieron el botín entre ellos, otorgando el dominio del cielo a Zeus, el del mar a Poseidón, y el del inframundo a Hades. Procedieron entonces a encerrar a los derrotados Titanes en el Tártaro, las más hondas profundidades del inframund
Resultado de imagen de titanomaquia

Tifonomaquia

Tifón intentó destruir a Zeus por haber derrotado a los Titanes. Inicialmente, Tifón dominó a Zeus y arrancó sus tendones, pero éstos fueron recuperados por Hermes y devueltos al cuerpo de su dueño; tras ello, Zeus procedió a luchar con Tifón una vez más hasta derrotarle. Vencido, Tifón fue confinado bajo el monte Etna.
Resultado de imagen de tifon mitologia


Gigantomaquia
La batalla se libró donde habitaban los Gigantes, en Flegra (‘tierra ardiente’) o en PaleneApolodoro dice que Porfirión y Alcioneo eran los más destacados. Este último, que se había llevado las vacas de Helios desde Eritia, era inmortal siempre que luchase en su tierra de origen, mientras que Homero aporta el dato de que Eurimedonte reinaba sobre ellos.3
Los Gigantes llevaron a cabo un primer ataque contra los dioses armados con enormes rocas y troncos de árboles.
Cada Gigante fue rematado por las flechas de Heracles empapadas en el veneno de la Hidra de Lerna, excepto los que quedaron presos bajo las islas.
Resultado de imagen de gigantomaquia partenon

MÓDULO 3. LOS DIOSES DEL OLIMPO




Las características de los dioses del pantheon grecorromano



Resultado de imagen de Las características de los dioses del panteón grecorromano




Génesis y características

El panteón griego se construyó principalmente en el momento del paso al primer milenio a.C.
Toma de las creencias de Oriente Próximo e integra divinidades prehelénicas (la Tierra Madre) y otras procedentes del panteón micénico (Zeus, Poseidón, Dionisos, Ares y Hermes). Estas divinidades, complementadas con nuevas figuras, se presentan en mitos que cuestionan los orígenes del universo y proponen respuestas a los grandes interrogantes que se plantea el hombre.
Así, en la Teogonía de Hesíodo se relatan, desde la aparición del Caos hasta el acceso de Zeus al rango de primero entre los dioses, las luchas de soberanía en las que los hijos echan a sus padres del trono. Nacida del Caos, Gea, la Tierra, engendra a Urano, el Cielo. De la unión de esta pareja primordial nacerán los doce Titanes. Temiendo que uno de ellos lo destrone, Urano los sepulta en las entrañas de la Tierra, que, indignada, le pide al menor, Cronos, que mate a su padre. Después de emascular a Urano, Cronos teme, a su vez, que lo despojen de su poder y se traga a todos sus hijos. Sólo Zeus logra salvarse. Mata a Cronos, libera a sus hermanos después de una lucha victoriosa contra los demás Titanes y finalmente comparte el gobierno del universo con sus dos hermanos, Poseidón y Hades.
Esta visión del paso progresivo del desorden primitivo al mundo jerarquizado de los dioses, todos personificados y dotados de atribuciones individuales, es la base de la religión de los antiguos griegos.
El politeísmo y el antropomorfismo son dos de las principales características del panteón griego. Los dioses son múltiples y representan la naturaleza en todas sus formas. No son descritos como abstracciones sino como personas. Son inmortales y todopoderosos, lo que no les impide ser cercanos a los hombres, pues experimentan como éstos la ira, la pasión, el amor, los celos y otros sentimientos humanos. Tema predilecto del arte griego, cuya función era esencialmente religiosa, los dioses y los mitos que los ponen en escena son una fuente inagotable de inspiración tanto para los poetas como para los escultores o los pintores. La iconografía de los dioses se codificó con el tiempo, volviéndolos a menudo reconocibles a primera vista, gracias sobre todo a los atributos, elementos iconográficos precisos (objeto, animal, planta…) que permiten distinguirlos con facilidad.

Olímpicos

Los olímpicos son los principales dioses de la mitología griega. Se llaman así en referencia a su lugar de morada, el monte Olimpo, en Tesalia. La tradición acabó por fijar su número en 12.
En lo más alto de la jerarquía está Zeus, que divide el universo en tres partes, quedándose él con la más prestigiosa, el cielo. Manda a la lluvia y al trueno. Rey de los dioses, es el garante del orden y la justicia. Le da el reino de los mares a su hermano Poseidón, quien también es el dios de los temblores y terremotos. Desencadena tormentas, hace brotar los manantiales y protege los caballos. Finalmente a Hades, el segundo en rango, le concede el mundo subterráneo y el poder de reinar sobre los muertos. Los tres hermanos son representados de la misma manera: hombres de edad avanzada, con barba, de porte majestuoso, vestidos con un chiton (túnica hecha de tela de gasa) largo y un himation (gran capa de lana de forma ortogonal).
Siguen sus tres hermanas: Hera, Démeter y Hestia. Hera es la esposa de Zeus y así es como ella se define. Diosa del matrimonio. Démeter es la diosa de la tierra cultivada y la protectora de las mieses. Hestia, la discreta diosa del hogar, es una excepción: no forma parte de ninguna leyenda y está casi ausente de cualquier representación figurada.
Los olímpicos de segunda generación se definen como hijos de Zeus, excepto quizás Afrodita, quien, según las versiones, es hija de Zeus y Dione, o hija de Urano, nacida de su sangre caída en la espuma del mar.
Atenea, diosa de la guerra pero también de la inteligencia y de la sabiduría, protectora de la ciudad de Atenas y de los artesanos. Hermes es el dios del ardid, de los ladrones y de los salteadores. Dios psicopompo (conductor del alma de los difuntos hacia ultratumba, cielo o infierno), acompaña a los muertos al más allá; dios de la elocuencia, se convierte en el mensajero de los dioses.
Apolo y Artemisa, mellizos y arqueros divinos, son los hijos de Zeus y de Leto. Íntimos, a menudo se les representa el uno al lado de la otra. Apolo es el dios de la música, de la poesía y de las artes, al igual que de la luz y de la adivinación. Encarna el orden y la armonía. Artemisa es principalmente la diosa de la naturaleza salvaje, protectora de los animales y de las mujeres en proceso de parto.
La tríada Afrodita, Ares y Hefestos cierra la lista. Se vinculan entre sí por el matrimonio y el adulterio. Afrodita, diosa del amor, de la belleza y de la seducción, es la esposa del más feo pero también más creativo de los dioses: Hefestos. Amo del fuego y protector de los artesanos. Afrodita lo engaña de manera descarada, especialmente con Ares, quien encarna la otra cara de la guerra con respecto a Atenea, él representa la violencia de los combates y la sed de sangre; tosco y agresivo.
Dionisos no se parece a ningún otro dios. Todo en él es insólito, empezando por su nacimiento. Su nombre significa “nacido dos veces”. Dionisos se convierte en el dios del vino, de la embriaguez, del éxtasis y de la locura. Favorece la frondosidad de las plantas y la lujuria de los hombres. Por último, después de múltiples pruebas y viajes, lo admiten en el Olimpo. Cuentan que fue Hestia quien le cedió su lugar.
Encontramos en el culto a Dionisos, mitad hombre y mitad dios, características que prefiguran al cristianismo, como el vino que representa la sangre del dios o la embriaguez que se confunde con el éxtasis que espera al iniciado en el más allá.

Manifestaciones divinas

Los dioses griegos no eran en principio visibles a los hombres. El culto sacrificial no comprende ninguna revelación, ninguna aparición divina milagrosa (o epifanía). No obstante, el rayo es considerado una epifanía directa de Zeus y dondequiera que caiga se eleva un santuario.
En los mitos, las epifanías divinas presentan a los dioses como seres altos, bellos y que huelen bien, pero fatales para los hombres que se atreven a mirarlos. Sémele, la madre de Dionisos, es buen ejemplo de ello. Cualquier transgresión de los límites definidos por los dioses es peligrosa. Otro tipo de manifestación divina, que tuvo enorme éxito en la literatura y en las artes figuradas, es la metamorfosis, medio muy cómodo de aparecer de incógnito a la vista de los mortales.
Zeus utilizó este ardid y abusó de él, particularmente para conseguir sus fines en materia de relaciones amorosas. Las más conocidas son las de la lluvia de oro con Dánae, del toro con Europa, del cisne con Leda o también del águila con Ganímedes. Para algunos, las transformaciones de Zeus se explican por los celos de su esposa Hera, a quien intentaba engañar cambiando de apariencia. Quizás la razón de eso sea más antigua y tenga que ver con cultos locales, en los cuales se sustituía a la divinidad con un animal o un objeto.

Zeus y la creación de la comunidad política


Este dios, figura compleja que va ensanchando sus prerrogativas gracias a bodas con antiguas divinidades femeninas, representa en efecto el poder justo del rey y los magistrados que gobiernan con imparcialidad y respetando las leyes y garantiza la armonía y la paz en las ciudades.

Zeus mantuvo relaciones con bastantes divinidades. La primera de ellas es Metis (la prudencia): ésta fue devorada por Zeus justo antes de nacer el retoño que ambos iban a tener, porque le fue anunciado al dios que el siguiente hijo de Metis sería un varón y que reinaría sobre todos sus hijos. De esta unión surgirá una hija que prosigue su proceso de gestación dentro de Zeus (en su cabeza) y poco después saldrá de ésta, adulta y perfectamente armada. Atenea es la diosa virginal, belicosa, protectora de ciudades y guerreros, patrocinadora de la inteligencia y las artes manuales.

Con Temis (la equidad): de esta unión nacen las Parcas y las 12 Horas (Eunomía, Dike y Eirene).

Con Deméter: fruto de la unión es Perséfone (Proserpina). Madre e hija eran objeto de culto en el santuario de Eleusis donde se celebraban los misterios eleusinos. Raptada por Hades se convirtió en la reina del Infierno y su madre en respuesta impidió el crecimiento de las simientes lo que se convirtió en un problema para las humanos. Zeus accedió a que pudiera verla durante seis meses al año y los otros seis continuara con Hades con lo que se explica el por qué de las estaciones terrestres.

Con Mnemosine (la Memoria): surgen las nueve Musas. Sus nombres son: 
Clío (gloriosa, musa de la historia) Euterpe (deliciosa, musa de la flauta y la música) Talía (floreciente, musa de la comedia) Melpómene (celebrada en cantos, musa de la tragedia) Terpsícore (deliciosa danzante, musa de la poesía lírica y danza) Erato (adorable, musa de la lírica coral) Polimnia (cantora de himnos musa de la pantomima y la retórica) Urania (celeste, musa de la astronomía) Calíope (bella voz, musa de la poesía épica) Las musas habitan el monte Helicón que está frente al monte Parnaso, el monte de los sabios, donde se encuentra el santuario de Delfos.
Este matrimonio perdurará para siempre aunque los devaneos amorosos de Zeus lo pondrán en peligro. Hera llevó muy mal los engaños de su marido y ha pasado a la posteridad como ejemplo de fidelidad conyugal. 
El hijo de Hera, Hefesto, nació cojo y se dedicó a la herrería. Es el dios del fuego y artífice de todo tipo de objetos, vehículos e instrumentos. 
De los otros hijos de Zeus y Hera, Hebe simboliza la juventud y es capaz de rejuvenecer a los viejos. Ares es dios de la guerra. Brutal, sanguinario, torpe y sin inteligencia para guerrear hace el ridículo en muchos combates.
La última hija de Zeus y Hera es llitía, la diosa protectora de los partos, que es capaz de adelantarlos, retrasarlos o suprimirlos.


on Leto engendra a Apolo (Febo) y a Ártemis (Diana). Nacieron en Delos que hasta entonces era una isla que vagaba sin rumbo pero que fue el único lugar que acogió a Leto porque Hera había amenazado a todos los lugares que se atrevieran a aceptar que diera a luz en ellos. Como premio Delos quedó fija en un lugar. La primera hazaña de Apolo fue la matanza de la serpiente Pitón. Este monstruo desempeñaba las funciones proféticas en Delfos, pero el dios la mató, la despellejó e instituyó por su muerte los juegos Píticos. Apolo es identificado con el Sol y su hermana Ártemis con la Luna.

Con Hera nacen tres dioses: Hebe , Ares y llitía. Hera por sí sola engendra a Hefesto (Vulcano). Para la primera unión Zeus se disfrazó de cuclillo asustado por el mal tiempo. Hera lo recoge y lo cubre con su ropa, momento en que Zeus aprovecha para recobrar su figura original e intenta forzar a la diosa. Ésta pide que la respete y Zeus le promete que la hará su esposa. Hera consiente a esta unión a espaldas de sus padres. 




Hades y el mundo del más allá

¿Qué pasa después de la muerte? ¿Sobrevive algo? ¿En qué condición? Desde la época arcaica los griegos, como hacen actualmente los hombres contemporáneos, se han planteado estas preguntas y han proporcionado respuestas diferentes.
Sobre ese reino lejano ejercía su autoridad Hades, un dios que mantenía escasos contactos con las otras divinidades, y al que los hombres no rendían culto.

El diseño del Hades de Kurumada difiere en muchos aspectos con el Hades mitológico del cual se inspira, vale la pena analizar uno y otro para tener ambos puntos de vista. La versión griega del más allá resulta más sencilla que la versión de Dante (Divina Comedia) que aparece en Saint Seiya.


El nombre de Hades puede prestarse a confusión, porque los antiguos griegos lo utilizaban indistintamente para denominar al dios que reinaba el inframundo y para designar al mundo subterráneo mismo donde se encuentran encerradas las sombras de los seres humanos muertos y algunas criaturas mitológicas como los Titanes. Hades es conocido como un dios lúgubre y amenazador, aplicando a todos sin discriminación la ley de su reino, no se lo considera malo, ni satánico o injusto. Su reino es una prisión de la cual él es su guardián (a menudo se lo representa con una llave en su mano).


En casi todas las mitologías del mundo el más allá de la muerte es oscuro y complejo, y los griegos no eran la excepción. Los griegos eran amantes de la vida, el ideal heroico al que aspiraban consistía en alcanzar la gloria en vida, creían que al morir, las almas de las personas descendían al inframundo, y, según sus obras en vida, eran dirigidas a un lugar donde pasarían toda la eternidad. De vez en cuando los dioses recompensaban a aquellos mortales por los que habían sentido un amor especial en vida, concediéndoles la inmortalidad en la forma de una estrella, una constelación o una planta.


El Inframundo

Según Homero, en su obra la Odisea, el Inframundo se encuentra más allá del horizonte occidental, situado en una región privada de sol, más allá del gran río Océano que rodea a la Tierra y las puertas del Sol (poniente), en una costa donde se elevan grandes cantidades de álamos negros. Así le indica Circe a Odiseo (Ulises) como encontrar una de las entradas.

Cuando los griegos descubrieron nuevas partes del mundo, otra tradición localizó los Infiernos en el centro de la Tierra, y se conectaba con el mundo de los vivos por cavernas insondables y ríos subterráneos. Los fantasmas eran llevados por Hermes Psicopompo (el que guía a los muertos) a través de los hoyos en la Tierra hasta su destino final de descanso en el Hades. Dentro de la mitología griega existían diversas localizaciones donde se consideraba que se encontraba un acceso al inframundo, al cual llamaban genéricamente Hades, Erebo o Tártaro (ya que existían diversos niveles dentro del mismo).


El reino de Hades se sistematiza y se le atribuyen varias secciones:

- El Erebo: Con su palacio de la noche, del sueño y de los sueños, allí residían Cerbero, las Furias, la Muerte y los fallecidos insepultos.
- El infierno de los malvados: Devorados por el remordimiento, sometidos al río glacial de los lagos helados, así como a los vapores ardientes de las llamas.
- El Tártaro: Cárcel de los dioses, rodeado de un triple muro de bronce que sostenía los fundamentos de los océanos y de la tierra.
- Los Campos Elíseos: Residencia de los bienaventurados una vez cruzado el Erebo.


El reino de los muertos era controlado por Hades, uno de los doce grandes dioses olímpicos (Hades habitualmente es excluído de la lista de los 12 dioses olímpicos porque su reino era lo contrario del Olimpo celestial), y su mujer Perséfone.

Este imperio, al que se da a menudo el nombre de su soberano, estaba, según la Ilíada, situado bajo lugares secretos de la Tierra. Según la Odisea, el camino que conduce hasta allí pasa bajo los confines de la Tierra y cruza el océano primordial. Los poetas menos antiguos dicen que comunica con la tierra por numerosas entradas situadas en cavernas, grietas y lagos profundos.

Entradas al Inframundo

La entrada de los infiernos griegos se dice que está en un lugar donde se elevan grandes cantidades de álamos, cerca del mar, y por la que corre un río: los infiernos fueron en efecto rodeados por todos lados por varios ríos, entre ellos el Estigia, y es que Hermes conducía a las sombras de los muertos para que fueran transportados por Caronte. Una vez embarcadas, las sombras cruzaban la llanura de Asphodelos: lugar cubierto por una niebla oscura y árboles sombríos con ramas caídas que barren el suelo moviéndose lúgubremente, los menos afortunados de los mortales pasaban la eternidad vagando sin rumbo. Aquellos que no podían permitirse pagar el óbolo eran abandonados en la rivera para siempre.
Pero ¿dónde se encontraban la entrada o entradas hacia ese infierno griego según los antiguos griegos? ...

El país infernal sería un lugar frío, nebuloso, oscuro y solitario. Las investigaciones que proporcionan la mayoría de explicaciones más convincentes son las que muestran la entrada del Hades en el lago Averno situado en Italia. El lago Averno (Italia) está situado no lejos de Capri, consagrado a Plutón (Hades para lo romanos). Sus aguas estancadas y quizás sulfurosas exhalan olores nocivos y repugnantes. 


Según Homero, el Hades se situa en una región privada de sol, más allá del gran río Océano, que rodea a la Tierra. Cuando los griegos descubrieron nuevas partes del mundo, otra tradición localizó los Infiernos en el centro de la Tierra: se conectaban con el mundo de los vivos por cavernas insondables y ríos subterráneos, como el Aqueronte, uno de los cinco ríos de los Infiernos, que brotaba en el Norte de Grecia.


La llegada de las almas al inframundo

Los griegos creían que al morir, las almas de las personas descendían al Inframundo, y según sus obras, era a donde terminarían por toda la eternidad, juzgadas después de la muerte y, cuando procedía, eran castigadas en las oscuras regiones infernales del mundo subterráneo, el Erebo y el Tártaro.

El Erebo es el lugar de paso que cruzan las sombras a partir del momento de la muerte. Al Erebo iban todas las almas de la gente común y corriente. Se convertían en meras sombras que anhelaban únicamente ser recordadas en vida y que se les hiciesen sacrificios de sangre, para volver a sentirse vivos, aunque fuera por poco tiempo.

El Tártaro es el lugar más profundo, es la prisión de los titanes hijos de Gea y también de los humanos malévolos, los peores criminales como Tántalo, así como todos aquellos desafortunados que hubiesen sido castigados por los dioses (o se hayan metido en asuntos que no les debían importar) un lugar oscuro y funesto, habitado por formas y sombras incorpóreas.


Cuando un muerto es sepultado, sea bueno o malo, el dios mensajero Hermes guía su sombra (alma) a las profundidades de la tierra para ser juzgada y conocer su destino final. Un lugar subterráneo, oscuro y funesto, habitado por formas y sombras incorpóreas. Se decía que los muertos descendían al Hades como fantasmas, espíritus o sombras. Entrando por cavernas, hasta los umbrales del Erebo (reino de las tinieblas), un mundo rodeado por ríos de aguas lentas y estancadas. En la penumbra de las profundidades, los espíritus llegan a un ancho río de aguas turbulentas, el Aqueronte, entonces la sombra alquila un puesto en la barca del barquero Caronte, que le permite cruzar hasta la otra orilla del Estigia que separa el mundo de los vivos y del mundo de los muertos. Aquellos muertos insepultos (sin la moneda para cruzar), quedaban en la orilla y caminaban por la gran ciénaga (del tamaño del Mediterráneo) hasta alcanzar la orilla del Cocito, donde lloraban su suerte, atrapados cuales fantasmas entre ambos mundos.


A diferencia de los mitos comunes sobre el Cielo y el Infierno, el Hades no era un lugar de tormento eterno ni un paraíso. Se decía que tres figuras se encargaban de juzgar a los espíritus neófitos, aunque no se tiene muy claro cual era el resultado de tales juicios. Las únicas entidades que sufrían tormento perpetuo eran los Titanes, encerrados en el Tártaro, un abismo vacío y oscuro, vigilado por los Hecatonquiros (gigantes de cien brazos) como castigo por haber desafiado a Zeus y a los otros dioses. Además, unos pocos mortales favorecidos por los dioses escapaban de la existencia fantasmal a la que estaban destinados en la residencia de Hades. Se decía que estos mortales habían sido enviados a una especie de oasis en el Hades llamado "Las Islas de los Bienaventurados" o el "Elíseo". Allí gozaban de la inmortalidad, disfrutando los placeres de la vida sin necesidad de trabajar. Nunca se explicó como se podía ganar el favor de los dioses.

HADES y PERSÉFONE
Fanart de Carlos Alberto Lam Reyes (Perú)

Según Virgilio, el único poeta que describió los Infiernos con precisión, se desciende al Hades por una senda que conduce a un lugar donde el río Aqueronte (río de las aflicciones) se junta con el Cocyto (río de los gemidos). Allí, un viejo pasador de fronteras inmortal, el barquero Caronte, toma en su barca a las almas de los muertos y los transporta a través de estas aguas sobre la otra orilla, donde se encuentra la puerta que conduce al Tártaro. Caronte sólo toma las almas de aquellos que le abonan el peaje, un óbolo, moneda depositada por sus prójimos en la boca del cadáver en su ceremonia fúnebre.

La barca de Caronte cruzaba varios ríos siniestros que separaban el mundo subterráneo del mundo superior. Además del Aqueronte y del Cocyto, hay otros 3 ríos: el Phlegetonte, Phlegethon o Pyriphlegethon (río de fuego), el Lethe (río del olvido) y el Styx (río de los juramentos irrevocables), que es el más famoso de todos y que rodeaba los Infiernos, por el cual juraban los dioses.


Las puertas del Hades y Can Cerbero

Los espíritus guiados por Caronte llegaban entonces al otro lado del caudal, hasta las puertas de las murallas del reino de Hades, vigiladas por el horrible y gigantesco Cerbero (perro guardián de tres cabezas y cola de dragón, fiel servidor de Hades). Pese a su aspecto, esta bestia no hacía ningún daño a las sombras de los muertos, de hecho deja entrar a las sombras pero no las deja nunca salir; aunque asesinaba a cualquier ser vivo que se acercara.

Según la mitología, Cerbero era hijo de Tifón y Equidna, y era el guardián de los infiernos. El can sólo fue vencido cuatro veces. Una por Orfeo, que consiguió entretenerlo con la música de su lira, otra en combate por Hércules, que en lucha abierta consiguió encadenarlo y se lo llevo a la superfície, y fue el único período en que Cerbero ha abandonado la entrada del reino de Hades. Psique para superar la cuarta prueba de Afrodita debe ir al Hades a buscar un cofre. Para ello lleva un sopa con la que distrae al can. Eneas fue el último que venció al perro monstruoso, lo durmió gracias a una comida especial preparada por Sibila.

Tras cruzar las Puertas del Hades estas quedaban completamente cerradas y nadie podía volver. Tras estas tienen su morada los hijos de Nix (la noche) y los hijos de estos: Moros (el destino) y las oscuras Keres (muertes trágicas), Tánatos (dios de la muerte), Hipnos (dios de sueño) y su tribu de Oniros (los Sueños), Momos (la crítica) y las dolorosas Oizís (dolores), se incluyen los malos placeres como Apate (el engaño) y Filotes (la lujuria), también Geras (la vejez) y la terrible Eris (la Discordia). Y junto a las puertas habitan también otras bestias: Centauros, Gorgonas, Hidras, Quimeras, Harpías y muchas más. Virgilio describiendo el viaje de Eneas, pone la morada de todos estos seres frente a las rejas del infierno; antes de cruzar la Estigia, donde puede verse un gran Olmo y los falsos sueños cuelgan debajo de cada hoja. Existían además otras dos puertas para que entraran y salieran los sueños, una hecha de cuerno para los sueños verídicos, otro hecha de marfil para los sueños falsos; lo que no cuadra del reino de los sueños fuera de las murallas del Hades (según Virgilio con su olmo) es que Eneas regresa a través de la puerta de marfil, al parecer ubicada en tierras Elíseas (no se devolvió todo el camino de regreso).

La planicie del Juicio y el palacio de Hades

Los espíritus cruzan el Erebo, por el Valle de los lamentos, escoltados por Cerbero en su camino a la Planicie del Juicio, donde los tres jueces, elegidos por su gran sabiduría y por la vida ejemplar que habían llevado, hacen el juicio de las sombras. Estos expiden a los justos hacia un mundo de delicias (los Campos Elíseos o Elysion, o islas de los bienaventurados, donde residían los almas de los hombres virtuosos) y, cuando procedía, a los malos hacia los sufrimientos eternos, siendo castigados a las oscuras regiones infernales del Erebo y el Tártaro. Sus juicios no se tienen siempre en cuenta sin embargo. Éaco juzgaba a los europeos y Radamantis a los asiáticos (que incluía para ese entonces a los africanos) en primera instancia, ante la duda intervenía Minos. Dicho proceso era observado por Hades, Perséfone, Hécate y las Erinias.

En alguna parte en esta extensa región del Erebo, en medio de la oscuridad del mundo inferior, se ubica también la morada de Caronte y el palacio de Hades y Perséfone. Este nunca fue descrito de verdad, excepto para decir que está formado de innumerables puertas y estancias, provisto de colosales columnas, oscuro y tenebroso, repleto de espectros, situado en medio de campos sombríos y de un paisaje aterrador. Un tétrico pasadizo conduce a una enorme y austera habitación, en medio de la cual estaban en su trono de piedra Hades y Perséfone. En su entorno se extienden vastos espacios fríos, y los campos de Asfódelos (cubiertos de flores extrañas, pálidas y fantasmagóricas). No se sabe mucho sobre este lugar, los poetas prefieren no centrarse en él.

Frente al palacio, mirando hacia lo campos de Asfódelos, se encontraban dos estanques, el primero se llamaba Mnemósine, cuyas aguas al ser bebidas hacían recordar todo y alcanzar la omnisciencia, ubicado bajo la sombra de un álamo blanco, que era la oceánida Leuce amada por Hades y trasformada en árbol por Perséfone (de sus ramas Heracles hizo la corona con que ciñó su cabeza al volver del más allá); el segundo eran las aguas de Leteo, estaba debajo un ciprés blanco (que era el árbol del dios Hades y significa duelo, así como el álamo es el árbol de Perséfone y significa lamentación); y era concurrido por aquellos que necesitaban olvidar.

Praderas de los Asfódelos

Si son juzgados como no bondadosos, ni como malvados, las almas son enviadas de nuevo por el ramal principal del Estigia, (tras hacerlos beber de las aguas del Leteo) y llevados hasta las Praderas de los Asfódelos, un lugar gris, chato y nebuloso con árboles de ramas inclinadas hacia el suelo, un lugar plagado de murciélagos, era el lugar más frecuentado, donde la noche y el día no eran más que un eterno crepúsculo. Los condenados se pasaban la eternidad dando vueltas sin objeto. A esta región del Erebo iban todas las almas de la gente común y corriente, convertidos en meras sombras que anhelaban únicamente ser recordadas en vida y que se les hiciesen sacrificios de sangre, para volver a sentirse vivos, aunque sea por poco tiempo, así el único pasatiempo de estas almas era chupar la sangre de los hombres (vampiros), que les permitían volver a la conciencia y responder las preguntas de los vivos (espiritismo antiguo).

Los campos Elíseos

Los bondadosos son enviados a los Campos Elíseos a través del Aqueronte, sitio separado del resto del inframundo por el Río Leteo, este era un tranquilo y apacible lugar donde los espíritus viven en felicidad. Los Campos Elíseos estaban regentados por Cronos. Habitaban allí las almas virtuosas, jugando, bailando y escuchando música todo el día. Las fiestas no cesaban. Los que tenían está suerte podían gozar del privilegio de poder volver a la tierra, si querían, pero pocos aceptaban esta oferta después de haber llegados al paraíso; Para poder reencarnar estas almas debían beber del Leteo, de forma que no recordasen sus vidas pasadas; y aquellos que por tres veces seguidas (reencarnaciones) merecían el Elíseo tenían derecho a vivir en la isla de los Bienaventurados, donde también habitan las Hesperides y sus manzanas doradas. Según Virgilio, las almas buenas, después de mil años, se les borra la memoria y se les manda nuevamente a la tierra en otros cuerpos.

El Tártaro

Los malvados eran enviados a la región del Tártaro a través del río Flegeton, tierra situada en las profundidades extremas, donde reina una noche eterna. En la entrada había una enorme puerta de bronce cerrada por dentro, que sólo se abría para recibir a los muertos que iban llegando. El Tártaro era un lugar de penas y condenación eterna reservado a los malvados o aquellos que habían desafiado a los dioses, es la prisión de los titanes y también humanos malévolos como Tantalo, todos aquellos desafortunados que hubiesen sido castigados por los dioses (o se hayan metido en asuntos que no les debían importar). Estaba rodeado de altas murallas donde los gritos de angustia resonaban sin cesar. Virgilio situaba en esta parte del mundo subterráneo a las Furias (o Erinias) dónde se castigan a los culpables.

Habiendo logrado la victoria en la Titanomaquia, tras diez años de guerra, tras la derrota de Cronos, los tres hijos victoriosos de este y Rea, los Olímpicos (Zeus, Poseidón y Hades) dividieron el botín entre ellos, procedieron a repartirse el reino de su padre. De este modo Zeus acabó quedándose con el cielo, Poseidón con los mares y, por último, Hades con el inframundo, donde no sólo estaba el reino de los muertos, sino también todo cuanto se encontraba bajo la superficie de la tierra, de ahí que se le asociara con las riquezas de esta, como las cosechas y los minerales. Ello explica porque los romanos lo conocieron con los nombres de Plutón o Dis, que significan “rico”.

Procedieron entonces a encerrar a los derrotados Titanes en el Tártaro. Sin embargo, dado que durante la guerra las Titánides (es decir, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe y Tetis junto a su esposo Océano) habían permanecido neutrales, no fueron castigadas por Zeus. Los Hecatónquiros quedaron montando guardia a las puertas del Tartaro.

Los ríos del inframundo

El reino de Hades está rodeado por cuatro ríos subterráneos, el Estigia (río del odio), el Aqueronte (río de la aflicción), el Leteo(río del olvido) y el Flegetonte (río del fuego), donde todos concurren a una gran laguna o ciénaga central conocida como Aquerusian o como la parte ancha de la Estigia (depende según autores cual río es el más importante). A estos cuatro grandes ríos algunos autores le agregan el Cocito (río del llanto), una vertiente de Estigia o del Aqueronte y el Eridanos (un río mítico de Hiperboria, que algunos luego identificaron con el Danubio y que Virgilio también ubicó en el infierno).

Aqueron/Aqueronte
El Aqueronte (río de la aflicción o tristeza), río que por dar de beber a los Titanes durante su guerra contra los Olímpicos, fue condenado por Zeus a ser uno de los ríos del reino subterráneo y que atraviesa desde los campos Elíseos hasta llegar al Erebo y soltar sus aguas en la ciénaga.

En Grecia el río Aqueronte o Aquerón está situado en el Epiro, región noroccidental de Grecia y se creía que era una bifurcación del río del inframundo. Caronte porteaba las almas de los recién fallecidos hasta el Hades. Se cuenta que en sus aguas todo se hundía salvo la barca de Caronte, que accedía a pasar las almas de los difuntos a cambio del óbolo o moneda que se ponía a los muertos en la boca para pagarle. Los griegos asentados en Italia identificaban el lago al que desembocaba el Aqueronte con el lago Averno.

Platón lo identificaba como el segundo mayor río del inframundo, sobrepasado sólo por el Océano, afirmando que el Aqueronte corría en la dirección opuesta a la del río Océano, por debajo de la tierra bajo lugares desérticos. Como todos los ríos es hijo de Océano y Tetis, y fue padre de Ascálafo con Orfne (Nix) o Gorgira (Estigia), dos ninfas del inframundo.

En el Infierno de La divina comedia de Dante, el río Aquerón constituye el borde del infierno, bordeando el primer circulo infernal de los no bautizados.

Flegetonte/Piriflegetonte
El Flegetonte (flamígero) o Piriflegetonte (llameando de fuego) es un río de fuego que corre por el Hades. Es un afluente del Aqueronte y se le considera hijo del Cocito. Por él corría fuego que ardía pero que no consumía combustible alguno. Las almas condenadas al pozo del Tartaro eran enviadas por el Flegetonte, el cual circundaba todo el Tartaro, creando un anillo de fuego alrededor y siendo la primera barrera, seguida de tres altas murallas que aislaban al Tartaro de otras regiones infernales.

En La divina comedia (canto XIV) el Flegetonte estaba compuesto de sangre hirviendo y formaba parte del séptimo círculo del Infierno, conteniendo las sombras de los tiranos, los asesinos, los ladrones y los culpables de pecados relacionados con la violencia hacia los semejantes. El minotauro y los centauros cuidaban este circulo.

Cocito
El Cocito (río de las lamentaciones) es un río del Hades por cuyas orillas vagaban los que no podían pagar a Caronte, según la mayoría de las fuentes durante 100 años. Era un afluente del Aqueronte (o del Estigia, según otras versiones) y era alimentado por las lágrimas de los ladrones, los pecadores y de todos aquellos de mala conducta. Presumiblemente su padre era, como con los demás ríos, Océano. Virgilio lo convirtió en uno de los principales río del Hades. Siendo el Cocito el río que delimitaba la frontera entre el reino de los vivos y los muertos, en continuidad con el famoso Aqueronte, del que era un afluente.

En la imaginaria visión del Infierno dada por Dante, el Cocito es un inmenso lago congelado, situado en el noveno círculo del Infierno, aquí se castiga a los traidores, sepultados por el hielo y continuamente afectados por las frías ráfagas de viento producidas por las inmensas alas de Lucifer. Las almas sufren continuamente torturadas por los vientos helados, con las extremidades y los rostros congelados por el extremo frió.

Dante subdivide al Cocito en cuatro zonas o esferas concéntricas: La Caina, donde son castigados aquellos que traicionaron a sus familiares, enterrados en el hielo hasta el cuello; debe su nombre al personaje bíblico Caín. La Antenora, donde son castigados los que traicionaron a su patria, enterrados hasta la cintura, con la parte superior del cuerpo expuesta a los vientos fríos infernales; debe su nombre al personaje Antenor de la Ilíada. La Tolomea, donde son castigados los que traicionaron a sus huéspedes, están recostados con la parte posterior del cuerpo sumergida en el hielo; debe su nombre al personaje Ptolomeo, gobernador de Jericó, quien asesinaba a sus invitados y La Judeca, donde son castigados los que traicionaron a sus amos y benefactores, completamente inmersos en el hielo; debe su nombre al personaje de los Evangelios Judas Iscariote. En el centro de la última de las cuatro zonas concéntricas se encuentra Lucifer, inmerso en una pequeña capa de hielo hasta la cintura, que con su tremenda boca mastica continuamente a los tres mayores traidores de la historia: Casios y Bruto, traidores del César y Judas, el traidor de Jesús.

Lete/Leteo
El Lete o Leteo (Olvido) es uno de los ríos del Hades, quienes beben de sus aguas olvidan todo. Los griegos antiguos creían que se hacía beber de este río a las almas antes de reencarnarlas, de forma que no recordasen sus vidas pasadas. Lete era una náyade, hija de Eris (Discordia); su opuesto era otro río, el Mnemósine (Titanida, diosa de la memoria y madre de las musas con Zeus) cuyas aguas al ser bebidas hacían recordar todo.

Platón cuenta que los muertos llegan a la «llanura de Lete», que es cruzada por el río Ameles (‘descuidado’). En La divina comedia, la corriente del Leteo fluye al centro de la tierra desde su superficie, pero su nacimiento está situado en el Paraíso Terrenal localizado en la cima de la montaña del Purgatorio.


Según el mapa que Dionisos dio a Orfeo para encontrar el reino de Hades, este debería llegar al oeste del río Océano, buscar allí una pradera cubierta de asfódela, una maleza de aspecto triste, luego seguir un sendero bordeado de sauces y álamos estériles que lo conduciría hasta la brumosa laguna Estigia, que estaba atravesada por el Aqueronte, río de los infortunios, el Cocitos, río de los lamentos, el Flegetón y el Periflegetón los ríos de fuego, hasta llegar al Leteo, el río del olvido, donde las almas de los muertos bebían de sus aguas para olvidar su existencia terrenal. Para atravesar tan formidable barrera y llegar a Erebos, la morada de los poderes subterráneos, donde existía la completa oscuridad, primero debería convencer al barquero Caronte, anciano sombrío y tétrico que era el único que podía cruzar los ríos malditos, transportando en su chalupa las almas de los muertos rumbo al espacio de las sombras.

Luego ya en las puertas del reino de Hades, la enorme puerta de bronce que iniciaba el camino sin retorno al mas allá, al irascible guardián Cerbero y después nada menos que a las terribles 3 Furias, las diosas de la venganza, Allecto, la que no descansa, Tisifane, la vengadora del crimen y Megara, la celosa, eran las revindicadoras de toda trasgresión humana y las encargadas de fijar el castigo merecido a cada nuevo habitante del reino de las tinieblas, eran inexorables y justas, como Hades, su principio era simple, ojo por ojo, diente por diente. Las indicaciones complementarias para Orfeo fueron, primero tendría que ir en paz y sus únicas armas deberían ser la sinceridad y la confianza. Siempre según Virgilio, las Furias (o Erinias) se sitúan en el mundo subterráneo dónde castigan a los culpables. Los poetas griegos pensaban que estaban encargadas de perseguir a los malos sobre la Tierra.

Hypnos, el Sueño, y Thanatos, la Muerte, residían en el mundo subterráneo de dónde venían los sueños que subían hacia la Tierra, hacia los hombres. Pasaban por 2 puertas: una hecha de cuernos para los sueños verídicos, otro hecha de marfil para los sueños falsos.

El viaje de las sombras

Todas las mitologías del mundo pretenden conferir al universo sensible de lo cotidiano una esencia invisible, sutil, que se podría denominar “alma” o “espíritu”.

La esencia espiritual de objetos impresionantes, como el Sol, se considera naturalmente como un divinidad especialmente potente. Lo mismo sucede con la Luna, la Tierra y los elementos espectaculares del paisaje, como las montañas, los lagos o los grandes árboles.

La contrapartida espiritual del mundo tangible a veces se concibe como un lugar separado. Los mitos hacen a menudo referencia a acontecimientos que tienen lugar en un “mundo-espejo” subterráneo. La tradición céltica habla de “otro mundo”, lleno de magia, misterio y peligro, al que se puede penetrar por grutas o lagos. A pesar de los peligros que hay que afrontar para acceder, se revela, finalmente, como un país de juventud y felicidad eternos.

A veces denominada “sombra”, el alma humana a menudo se ve como una réplica, normalmente invisible, del cuerpo físico. El folclore germánico menciona frecuentemente un “doble” sobrenatural, el Doppelgänger, que tiene la costumbre desconcertante de manifestarse repentinamente, a veces muy lejos de su “original “físico. En toda África, se cree que los brujos infligen sufrimientos o muerte atacando el alma o sombra de sus víctimas para causar a su cuerpo un mal equivalente.

Numerosas tradiciones suponen que después de la muerte el alma humana se desplaza al reino de los difuntos. En África, se crece a menudo que pasa un determinado tiempo en los limbos antes de decidir reaparecer o no sobre la tierra, bajo forma humana. Otras tradiciones indican que hay un juicio angustioso. La mitología egipcia ofrece un cuadro muy impresionante del juicio del difunto por 42 representantes del reino de Osiris, en la sala del trono de este soberano supremo de los mundos infernales. Maat, la diosa de la Verdad, evalúa el peso de la conciencia del individuo con ayuda de una pluma. El alma de quien vivió virtuosamente se une a los dioses en su eterno combate contra Apep, la Serpiente del Caos; en el caso contrario, es devorada por un monstruo.

Para los Griegos, el hermano de Zeus, Hades (Plutón para los Romanos), era el soberano del reino de los muertos, que se situaba, según la “Iliada”, bajo lugares secretos de la tierra, y, según la “Odisea”, más allá de los confines del océano primordial.

El proceso que pasa el espíritu de una persona muerta desde que abandona su cuerpo hasta que es asignado a una región del Hades es el siguiente: una vez que las personas morían, sus almas empezaban una peregrinación hacia el mundo inferior, cuando un muerto es sepultado el dios mensajero Hermes lleva su sombra y la escolta a las profundidades de la tierra, hasta los umbrales del Hades, un lugar tétrico, oscuro y funesto, habitado de formas y sombras incorpóreas, un mundo rodeado por ríos de aguas lentas y estancadas, al cual se accede por una caverna. La entrada se hallaba en una arboleda de álamos negros, muy cercana al mar.


Para los antiguos, el agua era una frontera entre la vida y la muerte. Para ir al Hades, la sombra del difunto debía recurrir a Charon, el barquero inmortal, después de haberle pagado un peaje colocado en su boca por los vivos, con el fin de cruzar varios ríos.

A grandes rasgos, el reino está rodeado por ríos malditos y en parte subterráneos, el gran río llamado Estige o Styx (río del odio) formado por aguas negras y emponzoñosas, que desemboca en la Laguna conocida como Estigia, rumbo a Erebo. El Estigia formaba la frontera entre los mundos superior e inferior, este gran río se compone de varios ramales, de nombres, elAqueronte (río de la aflicción o tristeza), río que por dar de beber a los Titanes durante su guerra contra los Olímpicos, fue condenado por Zeus a ser uno de los ríos del reino subterráneo y que atraviesa el Elyseo hasta llegar al Erebus, el Lete (río del olvido) del cual se decía que si bebías de sus tranquilas aguas se perdía la memoria hasta que bebieras agua de un río que fluya por el Olimpo, y que se encuentra en el borde exterior del Hades, a las mismas puertas, el Piriflegetonte o Flegetonte(Phiegethon, río del fuego) que llega hasta el Tártaro, y también elCocytus (Cocito, río de las lamentaciones), otro gran río que rodea el inframundo, río afluente del Aqueronte. Sus aguas se forman de las lágrimas de los malos. El Erídano o Eridanus era también considerado un río del Hades por Virgilio (VI, 659).


Los hijos de Zeus

 La vida sentimental movida del padre de los dioses, objeto a lo largo de los siglos de burlas y de condena moral, desarrolla un papel fundamental en el mundo griego. En efecto, por un lado consolida el rol de Zeus como jefe del panteón divino, por otro, proporciona un parentesco divino a las familias reales de las diversas ciudades griegas.

Resultado de imagen de Los hijos de Zeus





Atenea y la metis en el mundo griego

Atenea, diosa, según los griegos, muy poco femenina, consejera de reyes y héroes y patrona de los artesanos. Antigua divinidad micénica relacionada con la casa y el palacio, esta figura divina destaca por su inteligencia práctica, que le permite ganar a adversarios más fuertes y aconsejar con éxito a héroes como Odiseo o Heracles. Su sabiduría, que se manifiesta en diferentes ámbitos, la convierte a lo largo de los siglos en el símbolo de la inteligencia y las artes.



Apolo y la adivinación

Apolo, una de las divinidades más interesantes del panteón griego. Dios complejo, que une una faceta luminosa a otra más oscura y ambigua, está relacionado con la música, la profecía, la medicina y los ritos de paso masculinos. Con el paso del tiempo los aspectos más inquietantes de esta divinidad, que los griegos llamaban lóxias, el “retorcido”, van desapareciendo y Apolo se convierte en el símbolo de la racionalidad y la belleza juvenil perfecta.

Dioniso y el culto orgiástico





MÓDULO 4. LA CREACIÓN DE LOS HOMBRES



La creación del hombre y de la mujer

Hesíodo y el mito de las razas
Según Hesíodo, los hombres tienen igual principio que los inmortales, sólo que su raza fue degradándose hasta la actual. En el famoso mito de las razas, éstas se nombran por el metal que representan: primera raza o 'raza de oro', segunda raza o 'raza de plata', tercera raza o 'raza de bronce', cuarta raza o 'raza de los héroes o semidioses', y quinta raza o 'raza actual'.
En el origen los hombres incluso llegaron a compartir mesa con los dioses, y así se les representan en algunos pasajes mitológicos como las bodas de Tetis y el mortal Peleo, a cuyo banquete acudieron todos los dioses, menos la diosa Iris, diosa de la Discordia, quien se vengó arrojando sobre los comensales una manzana de oro con la leyenda "para la diosa más hermosa". La disputa subsiguiente entre las diosa Hera, Atena y Afrodita obligaría a Zeus a delegar su decisión en la persona del joven pastor Paris, príncipe troyano, cuya decisión de elegir a la diosa Afrodita originaría la Guerra de Troya, la guerra entre griegos y troyanos para vengar el rapto por parte de Paris de Helena.


El mito de Prometeo
Según otros relatos el creador del hombre fue Prometeo, el titán, que lo modeló con arcilla, y Atenea sopló aliento de vida sobre la imagen de barro.
Prometeo es el benefactor de la humanidad por excelencia. También ayudó a los hombres, según el mito etiológico sobre el sacrificio, al engañar a Zeus haciendo que éste decidiera escoger para los dioses la parte en apariencia más lustrosa del buey que, en cambio, sólo contenía los huesos, mientras que dejó para los hombres la parte más sabrosa de la carne: "Por eso en la Tierra, y desde entonces, los hijos de los hombres queman los huesos desnudos de las víctimas sobre altares perfumados". El hombre se queda con la carne mientras que los dioses sólo reciben el humo de la grasa quemada.
Prometeo además benefició al hombre entregándole el Fuego sagrado que había robado del Olimpo, con el que dotó a los hombres de Inteligencia. También les enseñó las artes y las ciencias.
Tras el robo del Fuego, Zeus, enfurecido, castigó a los hombres enviándoles a través de Epimeteo a Pandora como esposa (la primera mujer, en la mitología griega), quien traía de parte de los dioses como regalo de bodas la famosa caja de Pandora. (El mismo nombre de 'Pan-dora' en griego significa 'todos los regalos'). Pese a la advertencia de su hermano Prometeo de rechazar cualquier obsequio procedente de los inmortales, Epimeteo hizo caso omiso y aceptó a Pandora quien llevada de la curiosidad abrió la caja de donde salieron todos los males que desde entonces aquejan a la humanidad. Sin embargo le dio tiempo a cerrar la caja cuando sólo quedaba la esperanza, de donde existe el dicho de que 'La esperanza es lo último que se pierde'.
En cuanto a Prometeo, Zeus lo castigó encadenándolo en una roca en el Cáucaso, donde todas las mañanas un águila le roía el hígado, que volvía a crecer durante la noche.

El mito de Deucalión y Pirra y los 'autóctonos'
En otros mitos los hombres son 'autó-ctonos', es decir, 'nacidos de la tierra', como en la conocida leyenda del diluvio universal del que sólo se salvan Deucalión y Pirra, hijo de Prometeo y de Epimeteo, respectivamente. Cuando terminó el diluvio y ambos hubieron desembarcado del arca que habían construido por consejo de sus padres para sortear la crecida de las aguas, ambos buscaron compañeros preguntando al oráculo de Apolo en Delfos la forma de obtenerlos. La respuesta fue que arrojara tras de sí los huesos de su madre, y ellos entendieron que se trataba de la Madre-Tierra, cuyos huesos debían de ser las piedras. De las piedras que arrojó Deucalión nacieron los hombres y de las arrojadas por Pirra las mujeres.
Pirra y Deucalion

Prometeo y su función civilizadora

Prometeo, benefactor de los hombres pero también autor de unos actos de rebelión que ocasionarán la separación definitiva de los dioses y los seres humanos. Prometeo, en sus múltiples facetas, es uno de los personajes míticos más conocidos en la tradición occidental, símbolo de la lucha contra los tiranos, del artista que crea sus obras y del progreso técnico.
Resultado de imagen de prometeo

Prometeo era un hijo de Jápeto y la oceánide Clímene. Era hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio, a los que superaba en astucia y engaños. No tenía miedo alguno a los dioses, y ridiculizó a Zeus y su poca perspicacia. Sin embargo, Esquilo afirmaba en su Prometeo encadenado que era hijo de Gea o Temis.

Prometeo fue el creador del hombre. Cuando él y Epimeteo (‘retrospección’) empezaron a hacer criaturas para poblar la tierra por orden de Zeus, Epimeteo prefirió la cantidad e hizo muchas criaturas, dotándolas con muchos dones que les había asignado para tal fin (piel, garras, alas y aletas, entre otros). Mientras su hermano hacía esto, Prometeo trabajaba cuidadosamente una criatura a semejanza de los dioses: un humano. Sin embargo, Prometeo tardó tanto en hacer su obra maestra que, cuando terminó, Epimeteo había usado ya todos los dones que Zeus les diera.

Prometeo sintió pena de su creación, viéndola tiritar en las frías noches de invierno, y decidió robar el fuego de los dioses después de que Zeus no estuviese de acuerdo con su idea de ayudar a los humanos. Trepó el monte Olimpo y robó fuego del carro de Helios (en la mitología posterior, Apolo) o de la forja de Hefesto, llevándoselo en el tallo de un hinojo, que arde lentamente y resulta muy apropiado para este fin. De esta forma la humanidad pudo calentarse. En otras versiones (notablemente, el Protágoras de Platón), Prometeo robaba las artes de Hefesto y Atenea, llevándose también el fuego porque sin él no servían para nada, y proporcionando de esta forma al hombre los medios con los que ganarse la vida.

Para aplacar a Zeus, Prometeo dijo a los humanos que quemasen ofrendas a los dioses. Con este fin sacrificó un gran toro. Cuando los dioses olieron las ofrendas, Prometeo urdió un engaño: escondió la carne bajo una capa de huesos y tendones, cubriendo el resto de huesos con apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la «carne» que comerían los dioses. Zeus eligió el plato de huesos, y Prometeo se quedó con el plato de carne para sí mismo y los mortales. Para castigar a Prometeo por su hibris (y al mismo tiempo a toda la humanidad), Zeus se llevó el fuego de la tierra.

Para vengarse de Prometeo por esta segunda ofensa, Zeus ordenó a Hefesto que hiciese una mujer de arcilla llamada Pandora. Zeus le infundió vida y la envió a Prometeo, junto la caja que le había regalado Hermes como dote, y que contenía todas las desgracias (plagas, dolor, pobreza, crimen, etcétera) con las que Zeus quería castigar a la humanidad. Prometeo sospechó y no quiso tener nada que ver con Pandora, alegando que era estúpida (al carecer de previsión), por lo que ésta fue enviada a Epimeteo, quien se casó con ella a pesar de las advertencias de su hermano para que no aceptase ningún regalo de los dioses. Pandora terminaría abriendo la caja, a pesar de las indicaciones en contra de Epimeteo.

Zeus se enfureció aún más al ver cómo Prometeo se libraba de Pandora, e hizo que le llevaran al monte Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Zeus envió un águila (hija de los monstruos Tifón y Equidna) para que se comiera el hígado de Prometeo. Siendo éste inmortal, su hígado volvía a crecerle cada día, y el águila volvía a comérselo cada noche. Este castigo había de durar 30.000 años, pero a los 30 años Heracles pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y le liberó disparándole una flecha al águila. Este vez no le importó a Zeus que Prometeo evitase de nuevo su castigo, al proporcionar la liberación más gloria a Heracles, que era hijo de Zeus. Prometeo fue invitado a volver al Olimpo, aunque debía llevar con él la roca a la que fue encadenado.



La presencia del dolor y la necesidad del trabajo

Pandora, la primera mujer, que los dioses envían como castigo a los hombres en consecuencia del robo del fuego. La visión misógina del poeta Hesíodo, fruto probablemente de una sociedad pobre y con pocos medios de subsistencia, se transmite a lo largo de los siglos en el mundo griego, en el cual las mujeres, incapaces de dominarse y potencialmente peligrosas, necesitan del control del varón.
Resultado de imagen de pandora mitologia griega

Según el mito hesiódico, Pandora es la primera mujer, como Eva en la religión judeocristiana. Hefesto (dios del fuego) la modeló a imagen y semejanza de las inmortales, y obtuvo la ayuda de Palas Atenea (diosa de la sabiduría). Zeus ordena su creación para castigar a la raza humana, por que Prometeo se había robado el fuego divino para darselo a los hombres.
Cada dios le otorgó a Pandora una cualidad como la belleza, la gracia, la persuación, y la habildad manual, entre otras; pero Hermes (mensajero de los dioses, e intérprete de la voluntad divina) puso en su corazón la mentira y la falacia.
Según Los Trabajos y Los Días de Hesíodo, había una jarra que contenía todos los males. Pandora apenas la vio, la abrió y dejó que los males inundaran la tierra. Para cuando logró cerrar la jarra, lo único que quedaba adentro era la esperanza, por lo que los humanos no la recibieron. De este mito proviene la expresión ‘abrir la caja de Pandora’. En esta tradición, Pandora representa la perdición de la humanidad al igual que Eva.
De acuerdo con otra tradición, la jarra contenía más bien todos los bienes y Zeus se la entrega a Pandora, para que se la regale a Epimeteo el día de su boda, pero ella la abrió imprudentemente, y todos los bienes se escaparon y volvieron al Olimpo (lugar donde viven los dioses), dejando a los hombres afligidos por todos los males, con el único consuelo de la esperanza.

El pesimismo griego y el mito de las edades

Junto con la explicación de la decadencia del hombre como resultado de la acción concorde de Prometeo y Pandora, los griegos elaboran otro mito, el de las edades, que da razón del progresivo empeoramiento de la condición del ser humano como consecuencia de un comportamiento injusto y soberbio

Resultado de imagen de mito de las edades

Como ya anuncié al finalizar la trilogía sobre la creación del mundo y sobre cómo los Dioses Olímpicos llegaron al poder, durante esta semana vamos a tratar sobre la posición del hombre en el mundo y la pérdida del paraíso. Esta primera entrada nos va a servir de introducción y para situar al hombre en el mundo, y para ello nos vamos a basar en Hesíodo y Ovidio. Ambos nos van a presentar la degradación constante que sufre la sociedad desde sus inicios hasta la actualidad.

En la mitología griega no existen mitos sobre la creación del género humano, aunque sí de la primera mujer. Se da por sentado que el hombre existía y se cuenta que el género, en sus inicios, vivía en una situación de privilegio en dónde dioses y hombres eran casi semejantes y en ocasiones compartían incluso la mesa. Esta idea se suele denominar “Edad de Oro” porque en ella los hombres viven como dioses, no tienen que trabajar porque los árboles dan sus frutos, no conocen la vejez y mueren como si estuvieran durmiendo plácidamente. Junto a esta idea aparece otra paralelamente que cuenta que a unos pocos hombres selectos, que coinciden con los héroes, los dioses les conceden ir a ese lugar de privilegio, llamada Elisio, Campos Elísios o Islas de los Bienaventurados. Esto nos lleva a la conclusión de que la concepción del paraíso como un lugar de felicidad al que irán los mortales después de morir si han tenido una vida justa, es una idea que va desarrollándose poco a poco en la filosofía platónica pero que en los mitos no aparece nunca.
Estas dos ideas aparecen por separado en el “Mito de las Edades” de Hesíodo. Este mito tiene sus más antiguos antecedentes en la mitología india y persa, en las que al menos en el 2000 a. C. se conoce el “Mito de las Cuatro Razas”. Hesíodo conocía este mito y lo adapta a sus ideas hasta tal punto que él consigue que haya cinco razas. Las cuatro originales son: la Edad de Oro, la de Plata, la de Bronce y la del Hierro, es decir, utilizan los metales para explicar lo más parecido a la divinidad (la de Oro) y la sociedad en que vivimos en la actualidad (la del Hierro), por lo que se trata de una constante degradación.
Hesíodo introduce antes del Hierro la Raza de los Héroes, que no tiene nada que ver con el Hierro y ha precedido siempre al hombre como especie. Este cambio lo realiza para contarnos el por qué de la pérdida del paraíso y para darnos cuatro modelos de conducta humana con una descripción. Los modelos se van a referir, bien a la actitud con los dioses, bien a la conducta de los hombres entre ellos.

Mito de las Edades de Hesíodo

Al comienzo de este mito se da a entender que los hombres existieron a la vez que los dioses. El paraíso tiene tres características:
  • en él, el hombre no tiene que trabajar;
  • en él, desaparece la vejez;
  • en él, la muerte es inevitable pero se vive de una forma relajada y tranquila.
El paraíso también se puede caracterizar por la estrecha y buena relación con los dioses. La raza que gozaría de estos privilegios es la de Oro, una raza que ofrece sacrificios y rinde culto a los dioses y por tanto goza de su favor.
A continuación viene la Edad de Plata, que se opone a la de Oro en la relación con la divinidad. Están descritos como ignorantes porque no ofrecían sacrificios ni rendían culto como mandaba la tradición, y por ello Zeus los expulsa de la Tierra.
Después, Zeus crea la tercera raza, la de Bronce, que no se asemeja en nada a la de Plata. Estos hombres son guerreros única y exclusivamente; en la guerra actúan con violencia implacable y se matan unos a otros porque lo único que les interesa es la guerra.
La Tierra sepultó también esta estirpe, y Zeus creó la raza de los Héroes. Éstos se pueden dividir en dos tipos: los que su destino es la muerte en la guerra y la gloria eterna, y los que tienen por destino la residencia fija en las islas de los Afortunados con una vida feliz semejante a la del paraíso. A pesar de ellos, todos tienen la característica de ser guerreros pero por una casusa justificada (las guerras míticas). Emplean la violencia para justificar su causa porque la guerra siempre ha formado parte de las ciudades antiguas.
Hasta aquí, Hesíodo ha explicado las tres razas tomadas de la mitología india y la persa y ha añadido la de los Héroes. Se trata de un ‘quiasmo’: hay dos razas positivas (la de Oro y la de los Héroes) y dos negativas (la de Plata y la de Bronce), ilustrando las primeras la conducta humana en relación a los dioses, y las segundas la actitud en la guerra. En el mismo plano tenemos la oposición entre la Edad de Oro y la de Plata, dos conductas contrarias en relación a los dioses; y en el mismo plano también pero más bajo la oposición entre la raza de Bronce y la de los Héroes, dos actitudes contrarias en la guerra.
Por último encontramos la Edad de Hierro, que dividimos en dos etapas:
  • La humanidad y la sociedad en la que vive Hesíodo y en la que vivimos todos, es decir, el presente, donde hay trabajos, miserias, inquietudes, preocupaciones, etc., pero que también se mezcla con la alegría.
  • La futura sociedad imaginada de una forma muy pesimista: adulterios, las leyes de la hospitalidad que antes eran sagradas ya no se respetan, saqueo de ciudades, violencia, desprecio por los ancianos, etc., es decir, Aidos (la vergüenza, la modestia, la humildad) y Némesis (la venganza) abandonarán la humanidad para irse al mundo de los dioses y el mal ya no tendrá remedio, la sociedad estará perdida para siempre.
Estas dos etapas se compensan entre sí, ya que el remedio para la segunda sería respetar lo establecido. Esta Edad de Hierro no entra en oposición con ninguna de las anteriores porque es una edad aparte.

¡Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban etas dos palabras de tuyo y mío!
Resultado de imagen de capitulo xi de don quijote dela mancha

Comentarios

Entradas populares

Imagen

CURSOS